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El bloque de Al Maliki se impone en las elecciones provinciales iraquíes

  • Su coalición gana en ocho de las nueve provincias chiíes del sur y le deja en buena posición para las generales de este año.

El partido del primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, consiguió una aplastante victoria sobre el resto de partidos chiíes en las elecciones provinciales del pasado sábado, principalmente en Bagdad y Basora, según los primeros resultados oficiales dados a conocer, lo que le sitúa en una buena posición de cara a las elecciones generales previstas para antes de finales de año.

La coalición que lidera el primer ministro consiguió buenos resultados tanto en Bagdad como en Basora, la segunda ciudad del país, mientras que sus aliados también consiguieron pequeñas pero sustanciales victorias en ocho de las nueve provincias del sur, predominantemente chiíes. En total, fue la fuerza más votada en nueve de las catorce provincias en las que se celebraron los comicios.

Las elecciones provinciales del sábado pasado fueron los comicios más pacíficos en Irak desde la caída de Sadam Husein en abril de 2003. Precisamente, Al Maliki ha hecho campaña en todo el país reivindicando sus logros en materia de seguridad, ya que la situación ha mejorado considerablemente en el país y de hecho Estados Unidos prevé retirar gradualmente a sus 140.000 soldados.

Aunque el partido del primer ministro, Partido de Predicación Islámica (PPI), tiene raíces islamistas chiíes, Al Maliki ha hecho campaña sin hacer apenas referencia a la religión, una táctica que parece haber gustado a los votantes, cansados de años de luchas sectarias en el país.

Los partidos laicos e independientes también han conseguido buenos resultados en todo el país, después de haber quedado prácticamente anulados por los partidos religiosos en las elecciones de 2005. Por contra, el Consejo Supremo Islámico Iraquí (CSII), hasta ahora el principal partido chií, que basó su campaña en eslóganes religiosos, no consiguió alzarse con la victoria en ninguna provincia, ni siquiera en su bastión tradicional de Nayaf.

Los resultados preliminares publicados por la Comisión Electoral Independiente dan al bloque de Al Maliki, Estado de Derecho, el 38% de los votos en Bagdad y el 37% en Basora, provincia en la que se encuentra la segunda ciudad del país y principal exportadora del crudo iraquí.

El grupo respaldado por el clérigo radical chií Muqtada al Sadr quedó en segundo lugar en Bagdad, con el 9% de los votos, mientras que en el caso de Basora, la segunda fuerza más fuerte fue el CSII de Abdelaziz al Hakim, con el 11,6%. Los márgenes con los que se impuso Estado de Derecho en otras provincias chiíes fueron menores, por lo que se espera que en las próximas semanas haya duras negociaciones para la formación de coaliciones en los consejos provinciales, encargados de elegir a los gobernadores.

Entretanto, en Nínive, la provincia más violenta del país en el norte, los partidos suníes consiguieron la mayoría de los votos. Aunque los suníes son mayoría en esta provincia, los kurdos habían controlado el gobierno provincial porque muchos suníes boicotearon los comicios de 2005.

Los comandantes militares estadounidenses e iraquíes esperan que el regreso de los suníes al poder provincial reduzca la violencia en la capital provincial, Mosul, donde el malestar de los suníes por su exclusión del poder ha ayudado a Al Qaeda a mantener su presencia.

En la provincia de Al Anbar, otrora bastión de la insurgencia suní, un partido laico, el religioso Partido Islámico Iraquí (PII) y los jeques tribales parecen haberse repartido prácticamente los votos. Los líderes tribales habían prometido tomar las armas si el PII, uno de los principales partidos suníes, ganaba las elecciones.

Los jeques, que dirigen las unidades de vigilancia respaldadas por Estados Unidos y conocidas como 'Consejos Despertar', han acusado al PII de fraude. "Estamos satisfechos con los resultados de la elección", afirmó el líder de Despertar, jeque Ahmed Abu Risha.

Al Maliki había sido considerado durante mucho tiempo como un dirigente débil con escasa influencia en los gobiernos regionales que gestionan las ciudades y localidades iraquíes y porque en 2006 dependió del respaldo del CSII y de Al Sadr para hacerse con el poder.

Sin embargo, se ganó el apoyo popular el año pasado, especialmente en Basora y en las zonas chiíes de Bagdad, con su campaña contra las milicias de Al Sadr que las controlaban, y también por ser quien estaba al mando durante la disminución de la violencia el año pasado en el país.

Los analistas coinciden en que los resultados demuestran que los iraquíes han preferido el nacionalismo y la seguridad a la religión. Así las cosas, los malos resultados del CSII plantean dudas sobre los pasos que pueda dar en el futuro, con las generales a la vista. "¿Aceptará el CSII el resultado o recurrirá al sabotaje, al conflicto armado o a otras cosas?", se preguntó Ghassan al Atiyyah, de la Fundación Iraq para la Democracia y el Desarrollo.

El CSII se formó en el exilio en Irán durante la época de Sadam Husein y muchos dudan de este partido, porque se considera que cuenta con respaldo externo. Además, tampoco se han visto mejoras en las provincias del sur que controlaba desde 2005. 

El resultado electoral "se debe al mal gobierno de los últimos cuatro años y su bagaje", opinó Joost Hiltermann, del International Crisis Group. "La gente nunca ha conseguido confiar en el CSII y siguen viéndolo como un representante iraní", añadió. 

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