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Obama y los republicanos no dan con el acuerdo para reabrir la Administración

  • El colapso obliga al presidente a cancelar una gira por Asia La oposición acusa a los demócratas de tratar el cierre como un "juego"

El presidente de EEUU, Barack Obama, y la cúpula republicana en el Congreso persisten en el alejamiento de sus posturas para poner fin a la paralización parcial de la Administración federal, iniciada el día 1 y que ha llevado al gobernante a cancelar una gira por Asia. Esta situación "puede terminar hoy mismo", dijo tajante Obama al acudir en compañía de su vicepresidente, Joe Biden, a comerse un sandwich a Taylor Gourmet, un restaurante cercano a la Casa Blanca que ofrece descuentos a los empleados federales que se han visto obligados a quedarse en casa y no cobran desde el martes. "Estoy encantado de tener negociaciones [con los republicanos] sobre una amplia gama de temas, pero no podemos hacerlo con una pistola en la cabeza del pueblo estadounidense", enfatizó Obama.

El presidente insistió en que, antes de negociar sobre esta nueva crisis presupuestaria, el Congreso debe autorizar, sin condiciones, los fondos para que el Gobierno pueda funcionar en el nuevo año fiscal, que comenzó el 1 de octubre. Por su parte, los republicanos piden desde el martes la convocatoria de un comité de conciliación, que reúna a miembros de ambas cámaras del Congreso para negociar sobre la actual crisis, y han propuesto varias leyes para financiar ciertos departamentos y programas de la Administración mientras dure el cierre.

El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, acusó a los demócratas de tratar el cierre de la Administración como "un juego", y les instó a negociar para resolver esa crisis y afrontar "el problema de gasto". "Su actitud es: 'No nos importa cuánto dure esto, porque estamos ganando'. Esto no es un maldito juego", exclamó Boehner. El líder republicano aludió así a un artículo en The Wall Street Journal publicado ayer que cita bajo anonimato a un alto funcionario del Gobierno que afirma: "Estamos ganando. No nos importa" cuánto dure el cierre "porque lo que cuenta es el resultado final".

Tanto Obama como el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, se desmarcaron rotundamente del comentario de ese funcionario.

"Nadie está ganando cuando las familias no tienen certidumbre sobre si van a recibir sus salarios o no", declaró Obama. La Administración "debería reabrirse ahora mismo" y ésa es "categóricamente nuestra posición", tanto "en público como en privado", comentó Carney, que antes, en Twitter, Carney había escrito: "Es absurdo (...) Rechazamos totalmente la idea de que a la Casa Blanca no le importa cuándo termine esto".

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