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Obama se vuelve casero a la fuerza

  • Los problemas domésticos impiden al presidente norteamericano abandonar el país al contrario de lo ocurrido en 2010

La política exterior de grandes gestos a inicios del mandato presidente estadounidense Barack Obama ha devenido en los últimos meses en lentos y contados avances diplomáticos.

Obama realizó giras sorprendentes en 2009, con un emotivo llamamiento al mundo musulmán en Egipto, una asamblea popular en Shanghai y un papel estelar cuando recibió el premio Nobel de la Paz en Noruega.

Pero una serie de crisis domésticas hicieron mella en el gobierno en lo que va de 2010, desde la reforma de la salud hasta el derrame de petróleo en el Golfo de México, por lo que Obama casi no ha dejado suelo estadounidense.

Efectuó un rápido viaje a Praga para firmar un acuerdo nuclear con Rusia -uno de sus grandes éxitos hasta el momento-, una veloz visita a Afganistán y pasó tres días en Canadá para las cumbres del G8 y del G20.

Pero en tres oportunidades asuntos domésticos obligaron a Obama a postergar su visita a Indonesia, país donde vivió de niño, y no se espera gira alguna hasta sus traslados a India, Corea del Sur y Japón en noviembre.

Debido a ello la diplomacia presidencial se limitó a conversaciones con líderes que lo visitaron en Washington, reuniones bilaterales en una cumbre nuclear en la capital y conversaciones telefónicas con otros jefes de Estado o de gobierno. La secretaria de Estado Hillary Clinton y el vicepresidente Joe Biden han cargado con la tarea de "salir a la carretera".

El Ejecutivo no duda en señalar como logros las nuevas sanciones de la ONU contra Irán por su programa nuclear, las mejores relaciones con Rusia, el compromiso en Asia y una mejor imagen internacional de Estados Unidos.

Sin embargo, pese a toda la esperanza que generó la llegada de Obama al poder, pocos desafíos de política internacional -como Irán- se han moderado o desaparecido. Corea del Norte se muestra cada vez más beligerante y una disputa sobre la base estadounidense en Okinawa puede manchar su segunda visita a Japón en noviembre.

Los enemigos políticos de Obama esperan en tanto que la política internacional sea uno de los temas de la campaña presidencial de 2012.

El ex presidente de la Cámara de Representantes y posible candidato republicano, Newt Gingrich, acusó al presidente de ideas poco claras en el combate al extremismo islámico.

"Estos son tiempos difíciles", dijo la semana pasada. "Requieren que nostros pensemos con cuidado y durante mucho tiempo sobre una gran estrategia nacional. Requieren que nos volvamos a comprometer con la libertad".

Los críticos de Obama señalan que 18 meses de negociaciones en Oriente Próximo no han dejado más que una disputa con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.

De todas formas existen señales de que la presión del presidente finalmente logrará la reanudación de conversaciones directas entre israelíes y palestinos, aunque pocos expertos esperan que se logre algo.

Una región en la que el mandatario estadounidense ha logrado progresos es Asia, donde se ha comprometido en cumbres anuales con líderes regionales a partir de 2011.

"El Gobierno de Obama empieza a unir los puntos en Asia", dijo Ernest Bower, del Centro para Estudios Internacionales y Estratégicos. "La secretaria Clinton lidera el camino para ahondar compromisos".

En tanto hay algo de esperanza en Iraq, ya que parece que Obama cumplirá su promesa de retirar todas las tropas para fines de agosto, pero en Afganistán optó por aumentar el contingente estadounidense en 30.000 soldados para participar en una guerra sin final aparente.

Y el presidente norteamericano estuvo en Europa prácticamente una vez al mes en 2009, pero la relación bilateral ha sufrido recientemente después de algunos desacuerdos en el terreno económico, lo que ha generado frustraciones por ambas partes.

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