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Sarkozy defiende su gestión y niega ser el candidato de "una pequeña élite"

  • El presidente francés asegura en su primer gran mitin de campaña que se ha evitado "una gran catástrofe" mientras su rival socialista le replica que "prometió hacer más"

El candidato a la reelección a la Presidencia de Francia, Nicolas Sarkozy, defendió ayer en su primer gran mitin de campaña que su gestión evitó una catástrofe económica, a lo que el socialista François Hollande respondió que hace cinco años prometió más.

"No pretendo decir que hemos tenido éxito en todo, pero hemos escapado a una catástrofe", aseguró Sarkozy en su alocución de una hora ante unas 11.000 personas en Marsella, un baño de masas en el que señaló que no quiere ser "el candidato de una pequeña élite contra el pueblo".

Metido de lleno en campaña desde que oficializase su candidatura el miércoles y a 63 días de la cita con las urnas, el aspirante conservador se presentó ante los electores como un presidente protector que logró que Francia se mantenga "fuerte" frente a la "tormenta" económica y financiera "más grave y peligrosa que el mundo ha conocido desde los años 30". "Si un solo francés duda de lo que acabo de decir", que pregunte a "los obreros griegos", a los "pensionistas italianos", a los "funcionarios portugueses" o a "los desempleados españoles, que tienen menos posibilidades de encontrar un trabajo porque el paro es tres veces más alto que en Francia", prosiguió.

Sarkozy mostró su perfil más firme sobre un escenario que compartía con una bandera de Francia y otra de la UE, a escasos metros de la atenta mirada de su esposa, Carla Bruni, y del primer ministro, François Fillon.

Hollande, al que los últimos sondeos dan un apoyo del 55% en la segunda vuelta a pesar del avance de Sarkozy, que obtendría el 45%, dio la réplica al presidente poco después, durante una entrevista difundida por la cadena BFM TV.

"Francia ha conocido una crisis" y "nadie lo niega", señaló el candidato socialista, quien recordó que, cuando Sarkozy se presentó a las elecciones de 2007, "no dijo que iba a hacerlo mejor que los griegos, dijo que iba a aumentar el poder adquisitivo" de sus conciudadanos.

El aspirante socialista mantuvo el que está siendo su habitual tono en campaña, defensivo y sosegado, y evitó entrar en confrontación directa con el líder de la conservadora UMP, que en los últimos días le ha acusado -sin nombrarle directamente- de mentir, de olvidar a Francia y de indecisión en materia económica. "La violencia y el insulto es un síntoma de debilidad", apostilló Hollande, quien atribuyó a Sarkozy "una especie de obsesión, de obnubilación" sobre su candidatura.

Sarkozy, que busca un segundo mandato, evocó ante sus seguidores valores como el trabajo, la responsabilidad y la autoridad, los mismos que le llevaron al Elíseo en 2007 y sobre los que quiere hacer girar su actual campaña.

Sarkozy sacó uno de los temas recurrentes de su repertorio sobre la "identidad nacional" y aseguró que "una inmigración no controlada acarrea mucho sufrimiento" y puede provocar "tensión social", dada la tasa de paro de Francia, que roza el 10%.

En su réplica, Hollande afirmó que nunca ha hecho "una declaración dando a entender que habría una regularización masiva de inmigrantes" y acusó al "candidato saliente" de asentar su discurso sobre "el miedo". Además, abordó asuntos como el objetivo de paridad entre hombres y mujeres en el Ejecutivo si llega al poder o una evolución de los cuidados paliativos, aunque no quiso compararlo con la eutanasia.

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