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Washington, Pekín y Tokio celebran la reunión mientras Londres y París muestran su recelo

Donald Trump proclamó ayer el final de la guerra de Corea tras la celebración de la histórica cumbre de Kim Jong-un y Moon Jae-in. "La guerra de Corea ha terminado. Estados Unidos y todo su gran pueblo debería estar muy orgulloso de lo que está sucediendo ahora en Corea", escribió el presidente de Estados Unidos en su cuenta de Twitter. Trump agradeció la "gran ayuda" del presidente chino, Xi Jinping, para facilitar el acercamiento entre los dos países, sin la cual, a su juicio, habría sido "un proceso mucho más largo y duro".

De hecho, el gigante asiático celebró la "ocasión histórica" y confió en que la reunión cree una nueva oportunidad para la estabilidad en la península coreana. "Damos un gran aplauso a este momento histórico", afirmó la portavoz chino de Asuntos Exteriores chino, Hua Chunying.

También el primer ministro japonés, Shinzo Abe, califico ayer como "positiva" la celebración de la histórica cumbre intercoreana aunque aseguró que habrá "vigilar el desarrollo" del acordado acercamiento entre Seúl y Pyongyang. Igualmente, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, tildó la cita como un "primer paso" de una ruta "larga para una solución a la crisis" de la península.

En cambio, sí mostró más reservas el ministro de Exteriores del Reino Unido, Boris Johnson, que se congratuló por el acuerdo de desnuclearización aunque matizó, receloso, que todavía "quedan muchas preguntas por responder". "Esperamos que Kim haya escuchado el claro mensaje a Corea del Norte de que sólo un cambio de rumbo puede traer la seguridad y la prosperidad que dice buscar", afirmó.

En el mismo sentido se expresó Francia, que se felicitó ayer de la declaración suscrita en el encuentro de los líderes de las dos Coreas para establecer una paz duradera y la desnuclearización aunque ahora espera "gestos concretos", según declaró una fuente de Asuntos Exteriores.

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