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El atentado de Niza pone islamismo e inmigración en la agenda política

  • Macron multiplica los llamamientos a la unidad nacional mientras incrementa la seguridad

El atentado de Niza pone islamismo e inmigración en la agenda política

El atentado de Niza pone islamismo e inmigración en la agenda política / BILAWAL ARBAB / efe

El atentado que causó la muerte de tres personas el jueves en Niza a manos, presuntamente, de un inmigrante de origen tunecino que había entrado en Francia de forma ilegal pocas semanas antes ha situado la inmigración y la lucha contra el terrorismo islamista en el seno del debate político del país.

Mientras el presidente francés, Emmanuel Macron, multiplica los llamamientos a la unidad nacional frente al terrorismo y su Gobierno incrementa la seguridad dentro de sus fronteras y en sus intereses internacionales, la derecha y la extrema derecha le piden ir más lejos.

El presunto autor de los hechos sigue hospitalizado y la Policía detuvo a una persona de 47 años que estuvo en contacto con él. Se investiga si puede haber alguna relación de complicidad en un atentado que reavivó la disputa política.

El alcalde de Niza, el conservador Christian Estrosi, fue el primero en reclamar medidas excepcionales al Ejecutivo: "Es hora de que Francia se libere de las leyes de la paz para aplastar definitivamente al islamo-fascismo de nuestro territorio".

Sus palabras, pronunciadas el jueves ante la basílica de Nuestra Señora de la Asunción unas horas después del atentado, escondían la emoción de un regidor que ya estaba al frente de la ciudad en 2016, cuando un yihadista radical provocó 84 muertos al penetrar con un camión en un paseo atestado de público que asistía a los fuegos artificiales del 14 de julio.

Pero fueron el detonador de otras muchas voces que reclaman mayor firmeza, tanto en la lucha contra el terrorismo islámico como frente a la inmigración ilegal.

"Nuestro país está en guerra", clamó el diputado conservador de la región Éric Ciotti, que pidió "la suspensión de todos los flujos migratorios y procesos de asilo".

Los Republicanos, principal fuerza de la oposición, ha visto una grieta en la política de Macron y no quiere dejar todo el terreno libre a la extrema derecha, cuya líder, Marine Le Pen, ve regresar a la primera línea de la actualidad uno de los temas de los que espera obtener más rédito político en las presidenciales de 2022.

El viento parece girar a su favor. Una encuesta publicada ayer por Le Figaro indica que sólo uno de cada cuatro franceses confía en el Gobierno frente al terrorismo.

En medio de ese ambiente, el Ejecutivo ultima un proyecto de ley con el que pretende combatir a las facciones más radicales del islamismo en el país, bautizado como ley contra el separatismo.

El debate es profundo en el seno del Ejecutivo, aunque de puertas para afuera la consigna es desligar religión y terrorismo.

En paralelo, el Gobierno afianzó el refuerzo de la seguridad apuntado la víspera por el presidente. A los 4.000 soldados suplementarios que patrullarán las calles del país, para completar 7.000, se sumarán otros 7.000 agentes, entre gendarmes y policías.

boicot a francia. Un hombre pasa ante una imagen de Macron junto a un cartel en el que se pide no consumir productos franceses en un supermercado de la ciudad paquistaní de Peshawar. Ayer se vivieron multitudinarias protestas en Afganistán, Pakistán y Bangladesh contra el presidente galo por sus recientes comentarios sobre el islam y su respaldo a las caricaturas de Mahoma.

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