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Una nueva ola de atentados en Iraq pone en duda la estrategia de retirada de EEUU

  • Más de 60 personas han muerto en una cadena de ataques coordinados por todo el país.

La estrategia del gobierno de Estados Unidos en Iraq y Afganistán es similar: primero se aumenta el número de soldados, para dar a los enemigos el golpe decisivo. Luego se reduce gradualmente la cantidad de tropas desplegadas, al tiempo que se instruye a las fuerzas de seguridad locales para asumir la responsabilidad tras la retirada de los estadounidenses.

Esta es la teoría. La realidad es lamentablemente diferente, algo que debe asumir estos días el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tanto en Iraq como en Afganistán. Entre los generales estadounidenses crecen las críticas a los planes del mandatario para la retirada de Afganistán a partir de julio de 2011. Ellos temen que los talibanes dejen pasar el tiempo hasta esa fecha, para luego atacar con fuerzas nuevas.

Iraq, donde la cifra de soldados estadounidenses ya bajó a menos de 50.000 por primera vez desde la invasión del país, está en riesgo de quedar sumido en el caos. También los comandantes y funcionarios en Bagdad admiten en voz baja que sus fuerzas de combate no están todavía a la altura de sus responsabilidades.

En una serie de atentados y ataques suicidas perpetrados este miércoles en todo el país murieron más de 60 personas. Del espíritu de reconciliación, que en general predomina durante el Ramadán, los musulmanes prácticamente no sienten nada. "Las tropas iraquíes todavía no tienen la formación y las armas necesarias para operar totalmente solas", citó la agencia de noticias iraquí AK News al portavoz de las fuerzas de seguridad de Bagdad, general Kassem Atta.

Entretanto, el Ministerio de Defensa iraquí apuesta a que dentro de poco tiempo los miembros de la red terrorista Al Qaeda tengan problemas de financiación. "Hasta ahora, bajo el pretexto de que ofrecen resistencia en contra de la ocupación estadounidense, pudieron reunir miembros nuevos y dinero; este pretexto por supuesto que se cae ahora, que los estadounidenses se retiran", indicó el portavoz del ministerio Mohammed al-Askari. Sin embargo se presume que los botines de algunos de los recientes asaltos a bancos y de la ola de robos a joyerías iraquíes fueron a las cuentas de los terroristas, que financiarán nuevos atentados con ellos.

Además del vacío militar en Iraq por la retirada de las tropas estadounidenses, existe un vacío de poder político, que los terroristas aprovecharán cada vez más. Desde las elecciones celebradas hace cinco meses y medio, en las que el partido del actual primer ministro Nuri al-Maliki se convirtió en la segunda fuerza, los ministros en Bagdad están ocupados ante todo de su propio futuro político. Las estrategias antiterroristas no son prioridad en su orden del día.

La Lista de Al Irakiya del ex jefe de gobierno Ijad Allawi obtuvo el primer lugar en las elecciones, pero hasta ahora no halló suficientes socios para formar gobierno. Este miércoles pidió al menos la convocatoria de una sesión parlamentaria, para discutir sobre la reciente ola de atentados. Pero muchos legisladores ni siquiera están en el país. Ellos prefieren pasar las calurosas semanas de verano en el extranjero.

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