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La masacre en Yemen genera promesas de venganza y muchas críticas

La masacre de 140 personas en un bombardeo contra el funeral de la madre de un prominente líder rebelde yemení en Saná ha desatado promesas de venganza y críticas internacionales, mientras que la coalición árabe, a quien se responsabiliza del ataque, ha negado lo ocurrido y ha prometido una investigación.

El ex presidente yemení Ali Abdalá Saleh, aliado de los rebeldes hutíes chiíes, clamó venganza contra Arabia Saudí, que encabeza dicha coalición, e instó a sus seguidores a "tomar las armas" y a dirigirse a las fronteras con el reino wahabí para enfrentarse a sus fuerzas. En un discurso en la televisión yemení, Saleh pidió a los Ministerios de Interior y Defensa, así como al jefe del Estado Mayor, que comiencen a agilizar todos los preparativos para acoger a los combatientes en los frentes de las regiones de Niyrán, Yizán y Asir, fronterizas con Arabia Saudí.

Asimismo, también demandó al resto de países a tomar partido y a acabar con el conflicto en su país. "Invito a la comunidad internacional a asumir su responsabilidad por las masacres que ocurren en Yemen", declaró.

Desde esa comunidad internacional comenzaron a llegar las críticas hacia la masacre. En un comunicado, el coordinador para Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas en Yemen, Jamie McGoldrick, condenó "inequívocamente este horrible ataque". Además, en la misma nota precisó que el número de heridos causados en el atentado fue de 525 y presentó sus condolencias a los familiares de las víctimas.

Junto a la ONU, el Gobierno de Estados Unidos denunció también la masacre y afirmó que, como consecuencia, revisará su apoyo a la coalición militar liderada por Arabia Saudí en el Yemen. En ese sentido, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Ned Price, advirtió de que "la cooperación de seguridad de Estados Unidos con Arabia Saudí no es un cheque en blanco".

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