Los opositores llamaron a los sirios a la "desobediencia civil" y denunciaron la muerte de al menos 20 personas ayer por la represión del régimen, que mantiene sus fuerzas desplegadas en Damasco, un día después de manifestaciones sin precedentes en la capital.

Tras registrar sus primeros "mártires" en Damasco, la oposición intentaba ampliar la movilización en la capital, donde el Gobierno ya había desplegado fuerzas de seguridad que inspeccionaban a fondo Maze, el estratégico barrio de Damasco donde tuvieron lugar las manifestaciones del sábado. Hasta ese día, en la capital siria había habido más manifestaciones favorables al régimen que concentraciones opositoras.

En el plano diplomático, Egipto decidió ayer retirar a su embajador en Siria, donde la represión continúa pese a las presiones internacionales, anunció el Ministerio egipcio de Relaciones Exteriores. Egipto instó el miércoles a "un cambio pacífico y real" en Siria, y al cese inmediato de la violencia contra los civiles, aunque rechazó una intervención militar en el país.

Sobre el terreno, al menos 20 personas fallecieron ayer, entre ellas dos mujeres, en una nueva jornada de violencia en diferentes provincias sirias, principalmente en Idleb (norte) y Homs (centro), según dijeron los grupos opositores y fuentes oficiales.