El fallecido presidente venezolano Hugo Chávez surgió de las Fuerzas Armadas e hizo de ellas una de sus principales herramientas de gestión gubernamental. Tras su muerte, los venezolanos se preguntan cuál será el futuro papel de un sector castrense que abiertamente, en la era Chávez, subordinó lo institucional a lo político.

El ministro de Defensa, el almirante Diego Molero, a quien se considera el más visible referente de la actual cúpula militar, anticipó a su manera lo que cree que debe ser ese papel. Los militares "les darán en la madre a los fascistas", dijo en un acto de homenaje a Chávez. Y "fascistas" es como suelen llamar los dirigentes políticos oficialistas a la oposición.

En diálogo con Dpa, la experta venezolana en temas militares Rocío San Miguel vaticina que entre el almirante y el presidente en funciones, Nicolás Maduro, se fortalecerá una alianza, pues se necesitan mutuamente, con lo que descarta que, durante su gobierno, Maduro esté en condiciones o tenga la más mínima intención de alejarse del sector armado.

El Tribunal Supremo de Justicia emitió ayer un fallo que avala la investidura de Maduro como presidente interino y oficializa que podrá ser candidato a la Presidencia en las próximas elecciones sin abandonar sus funciones.

"Las Fuerzas Armadas están divididas en muchos sectores. Por intereses genuinamente institucionales, partidistas o delictivos", comenta San Martín. De la correlación de fuerzas en ese sentido dependerá el futuro inmediato, aunque el mango de la sartén esté ahora en menos del sector al que encarna Molero.

La experta recuerda que Chávez se deshizo de 3.000 militares que le eran incómodos, lo que no deja opositores visibles en el seno de las tropas. Un hipotético presidente surgido de la oposición en las próximas elecciones, opina, debería acompañarse por los sectores más institucionalistas, aunque sin caer en los despidos masivos y arbitrarios que, a su juicio, caracterizaron al régimen chavista.

Para San Miguel, de la organización no gubernamental Control Ciudadano, "en un momento como éste, la sobriedad y respeto a la Constitución y la ley deberían ser los rasgos fundamentales de la actuación de la Fuerzas Armadas, un pilar fundamental de la nación, que junto al petróleo constituyen las bases del poder en Venezuela".

Chávez era un soldado neto. Su carrera política se inició con una intentona golpista y su mandato constitucional, surgido de las urnas, no dejó nunca de lado los rasgos castrenses. El mandatario presumía de haber construido el binomio Pueblo-Fuerzas Armadas. El respaldo de las tropas fue básico en su consolidación.

Para el diputado oficialista Fernando Soto Rojas, la revolución bolivariana corrigió la "cínica concepción burguesa" de que las Fuerza Armadas no deben ser deliberantes. Según él, oficiales de los que ha sido profesor tienen como consigna un "con Chávez todo, sin Chávez nada" y están dispuestos a apostar por "el pueblo".

El tema castrense es hoy, como todos los demás, una incógnita en la Venezuela pos-Chávez. La revolución boliviariana marcó un hito en todos los sectores, y el militar fue fundamental.