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La rebelión alcanza el Magreb

  • Miles de jóvenes tunecinos y argelinos protagonizan las más importantes revueltas de los últimos años acuciados por la crisis económica, la falta de perspectivas sociales y el anquilosamiento de la clase política

Las violentas protestas sociales en Argelia y Túnez denotan un profundo malestar social, que afecta sobre todo a los jóvenes licenciados, agravado por la crisis económica y el desgaste de las elites políticas, estiman algunos expertos.

Túnez es escenario, desde el 17 de diciembre, de una revuelta social inédita, originada en el centro-oeste del país, que causó cuatro muertos, dos manifestantes y dos suicidas.

En Argelia, varios disturbios estallaron estos últimos días en las ciudades del país para denunciar el desempleo y el coste de la vida. El Ministerio de Interior confirmó ayer la muerte de dos personas en las protestas y que 320 policías han resultado heridos.

Según los analistas, hay puntos en común entre los dos países, así como en el vecino Marruecos. Sus economías no consiguen ofrecer perspectivas a los jóvenes, a menudo licenciados, cuando llegan al mercado del empleo.

"En estos tres países, ha habido esfuerzos en el ámbito de la educación, pero no se ha pensado en los mecanismos de integración de los jóvenes licenciados en la colectividad, una integración que pasa evidentemente por el empleo", estima Driss Benali, economista, profesor de la Universidad Mohamed V de Rabat.

El tunecino de 26 años que se inmoló con fuego en diciembre y que murió el martes era uno de estos jóvenes universitarios. Era vendedor ambulante, a falta de algo mejor, y su mercancía acababa de ser confiscada por la Policía. La crisis mundial no hace más que agravar estas dificultades, junto con el alza de los precios de la alimentación, aunque en estos países estén subvencionados.

"Hay mucho desempleo, muchos licenciados desempleados, y esto hace tiempo que dura. La situación se aguanta mientras haya crecimiento económico", observa Pierre Vermeren, conferenciante en la Universidad París I.

"Además, la crisis económica bloqueó la emigración", válvula de escape para las economías del Magreb, ofreciendo una salida para algunos universitarios, estima.

Según este investigador, Argelia y Túnez son "dos países con sistemas políticos en crisis" cuyos presidentes, Abdelaziz Buteflika y Zine el Abidine ben Ali, llegan al final de su carrera. Sin un claro relevo, "esto crea una situación política en espera, sin perspectivas", explica. En Túnez, el presidente Ben Ali, que controla el país con mano de hierro, no teme que su poder se vea amenazado por la revuelta social, según los analistas.

"En Túnez, se manifiestan porque se asfixian, no es sólo una violencia social, sino una protesta contra el funcionamiento del régimen. El régimen y la familia Ben Ali han apartado a un lado a todos los posible relevos", destaca Antoine Basbous, del Observatorio de Países Árabes. "No hay más relevo del poder, es el miedo lo que reina", concluye.

"En Marruecos, la situación no está tan bloqueada, y hay una oposición constituida. Los jóvenes en desempleo pueden manifestarse durante meses delante de la Asamblea Nacional de Rabat", añade Karim Pakzad, del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS), en París.

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