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Los recelos conviven con las señales alentadoras

El nuevo líder chino, Xi Jinping, ha sorprendido con la abolición de los campos de trabajo y dando el pistoletazo de salida a una lenta flexibilización de la política familiar de un hijo, pero los expertos advierten que a pesar de estas medidas hay todavía muchos interrogantes, que falta un calendario y que habrá que elaborar además nuevas leyes para acabar con el sistema de campos de trabajo.

Los planes son una reacción tanto al creciente descontento en la población sobre las injusticias en estos campos, como una forma también de acallar las críticas internacionales. No hay nada que se critique más de China que estos centros. En octubre, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidos en Ginebra volvió a denunciar en Ginebra esta práctica. Además, China estaba obligada a desmantelar estos centros si quiere ratificar el acuerdo firmado con la ONU sobre derechos civiles que data de 1976.

Criminales, alborotadores o críticos del régimen comunista pueden pasar hasta cuatro años en un campo de trabajo sin un proceso judicial previo y sin consultar a un abogado. El sistema creado en 1957 se denominó, Laojiao, "reeducación a través del trabajo".

Y en muchas ocasiones se trata de una cuestión de codicia, pues es muy frecuente encontrar campos en los que se trabajan diez horas al día, siete días a la semana. Y también se registran abusos graves. Hasta la fecha nadie sabe cuántos miembros de la secta Falun Gong han muerto en estos centros.

Con la abolición de este sistema injusto, el presidente Xi Jinping muestra de repente una faceta más liberal, pero esa impresión es engañosa, tal como se desprende de sus declaraciones en la reunión del Comité Central para el Control de Internet y de los microblogueros, donde lamentó las nuevas posibilidades técnicas que permiten vía mensajes breves y medios sociales movilizar a la sociedad.

"A pesar de la abolición de los campos de trabajo, la flexibilización de la política de un hijo y otras señales alentadoras, no hay una política de liberalización a la vista", dijo ayer en Berlín Sebastian Heilmann, director del recientemente inaugurado Mercator Instituts for China Studies.

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