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El resultado electoral sume a Suecia en una incertidumbre política

  • La coalición del primer ministro se queda a tres escaños de la mayoría absoluta · Reinfeldt asegura que no se aliará con la ultraderecha y estudia un pacto con la alianza de izquierdas, lo que se antoja complicado

Las elecciones legislativas del domingo en Suecia trajeron incertidumbre política al país, con una coalición de centroderecha minoritaria que se ve obligada a negociar con la izquierda con tal de no aliarse con la extrema derecha, que se estrena en el Parlamento.

El primer ministro Fredrik Reinfeldt, cuya coalición perdió su mayoría absoluta por tres escaños, subrayó ayer en una rueda de prensa que la presentación oficial del gobierno que intentará formar está prevista para el 5 de octubre.

Tras conocerse los resultados electorales, Reinfeldt repitió claramente que no se aliará con los Demócratas de Suecia (SD), el partido antiinmigración que entró en el Parlamento. "He sido claro. No vamos a cooperar ni depender de los Demócratas de Suecia", espetó a sus seguidores. "Acudiré a los Verdes (miembros de la coalición de izquierda) para lograr un apoyo más amplio", afirmó.

Ante la primera reelección de la derecha al frente del país, el derrumbamiento histórico de la socialdemocracia y sobre todo la conmoción causada por la subida de la extrema derecha, la prensa sueca constataba ayer "el final de una época". Con su peor resultado desde 1914, los socialdemócratas, en el poder casi siempre desde 1932, perdieron su dominio sobre el Estado providencia sueco.

La dirigente socialdemócrata Mona Sahlin, de 53 años, se quedó con las ganas de convertirse en la primera mujer a la cabeza del Gobierno de Suecia, al no recabar más que el 30,9% de los votos. "Hemos perdido. No hemos sido capaces de recuperar la confianza", constató Sahlin el domingo ante sus simpatizantes, algunos de los cuales lloraban.

Pero a este sismo político hay que añadirle otro, insistieron los observadores, con la entrada al Parlamento de los Demócratas de Suecia dirigidos por Jimmie Aakesson, de 31 años. Con el 5,7% de los votos, su partido consiguió 20 de los 349 escaños y se encuentra en una situación ideal para ofrecer la mayoría absoluta a la coalición, aunque ésta se ha apresurado a descartar la hipótesis. "No crearemos problemas. Asumiremos nuestras responsabilidades. Se lo prometo al pueblo sueco", aseguró Aakesson la noche del domingo ante un puñado de seguidores rebosantes de alegría frente a los focos de las cámaras.

La prensa sueca lamentaba ayer el avance de la ultraderecha, que quiere acabar con la fuerte inmigración (más de 100.000 personas al año) en Suecia, uno de los pocos países europeos flexibles en la materia.

"Se bajó el estandarte de la tolerancia y las fuerzas oscuras acabaron reteniendo también como rehén a la democracia sueca", lamentó en un editorial el periódico Expressen (derecha), que llama a Reinfeldt a decantarse por los Verdes. "Si el precio a pagar es un puesto de ministro de Medio Ambiente e impuestos sobre la gasolina, no se debe dudar un segundo", escribió.

Pero conseguir el apoyo de los 25 diputados verdes parece complicado, ya que los ecologistas hicieron campaña con los socialdemócratas y en contra del Gobierno de Reinfeldt. La misma noche del domingo, la codirigente del partido de los Verdes, Maria Wetterstrand, matizó los planes del primer ministro. "Va a ser muy difícil para nosotros, después de esta campaña, mirar a nuestros votantes a los ojos y decirles que vamos a cooperar con este gobierno", aseguró.

La coalición de cuatro partidos de Reinfeldt obtuvo el 49,3% de los votos y 172 escaños, tres menos de la mayoría absoluta, que se sitúa en 175. La coalición de tres partidos de izquierda logró 157 escaños.

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