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La retirada rusa de Georgia esconde un control más completo del Cáucaso

  • Moscú abandona las 'zonas-tapón' en torno a Osetia del Sur y Abjasia pero se garantiza el control de las áreas estratégicas · Tiflis espera que la UE ayude al retorno de los 40.000 refugiados de la guerra

Rusia cumplió con sus obligaciones internacionales al retirar sus tropas de las zonas de seguridad de Georgia, pero se instalará durante un largo tiempo en las regiones separatistas de Osetia del Sur y Abjasia, considerando más que nunca el Cáucaso como su zona de influencia exclusiva.

Las fuerzas rusas se retiraron el miércoles de las zonas de seguridad adyacentes a las dos regiones secesionistas, respetando el acuerdo de paz negociado por el presidente en ejercicio de la Unión Europea, el mandatario francés Nicolas Sarkozy, que había previsto su partida para antes del 10 de octubre.

"Esta retirada es el resultado de una fuerte presión internacional sobre Rusia, que con el pretexto de querer proteger las regiones separatistas, ha intentado reforzar su presencia en el Cáucaso", considera el politólogo Evgueni Volk, de la fundación estadounidense Heritage.

"El conflicto ruso-georgiano y el reconocimiento (de la independencia) de las regiones separatistas ha debilitado la imagen de Rusia. Al retirar a sus tropas según los acuerdos cerrados, Rusia ha intentado salvarla", destaca.

Sin embargo, al instalar bases en Abjasia y Osetia del Sur, Moscú se apunta un tanto y podrá ejercer una mayor influencia sobre Tiflis, según Volk.

Rusia pretende mantener a 3.800 hombres en cada una de esas regiones separatistas, principalmente en las gargantas de Kodori, una zona estratégica de Abjasia controlada antes del conflicto de agosto por el Ejército georgiano.

Retirando sus tropas de las zonas de seguridad, "Rusia ha hecho lo que había prometido, y eso es lo único que había prometido", destaca por su lado Vladimir Jarijin, vicedirector del Instituto de los países de la CEI.

Jarijin sugiere además que Moscú nunca aceptará la presencia de observadores occidentales en Abjasia o en Osetia del Sur aunque aceptó, no obstante, la presencia de observadores europeos en las zonas de seguridad. Pero para Jarijin, analista pro Kremlin, existe una diferencia "enorme" entre europeos y estadounidenses, y si Rusia aceptó a los observadores de la UE, nunca habría tolerado una presencia norteamericana.

"El consejero del presidente ruso Sergei Prijodko dio a entender ayer que a partir de ahora es la UE y no Georgia quien habrá de responder por los incidentes" en la zona de conflicto georgiana, comentaba el jueves el diario oficial Rossiskaia Gazeta. "Al fin y al cabo, la presencia de rusos en Abjasia y Osetia del Sur debe satisfacer a todo el mundo, ya que calmará la situación y restaurará el statu quo", sostiene Jarijin, que subraya que los abjasos y los surosetas, en conflicto con Tiflis desde hace décadas, "nunca habrían aceptado vivir con los georgianos".

La cúpula de Tiflis, por su parte, envió a la UE el mensaje de que Georgia espera que la misión de observadores garantice el regreso de unos 40.000 refugiados georgianos a la región situada ante Osetia del Sur. "El problema es que ya no existen las casas de estas personas", dijo el gobernador de la región de Gori, Lado Wardselashvili. Muchos pueblos georgianos en las zonas tapón fueron saqueados e incendiados. Los observadores de la UE dibujaron tras la retirada rusa un oscuro panorama de la región. "Aquí hay mucho trabajo que hacer, no sólo en lo que concierte a las cosechas", informó una portavoz.

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