siria Los bombardeos destruyen viviendas con sus residentes en el interior

"Por todas partes huele a muerte"

  • Al menos otras 93 personas murieron ayer en la ciudad de Homs, bastión de la oposición al régimen de Bashar al Asad que lleva semanas siendo blanco de bombardeos y de una sangrienta ofensiva militar

Al menos 93 personas murieron ayer en el bastión opositor sirio de Homs, blanco de bombardeos y de una sangrienta ofensiva lanzada por las fuerzas del régimen de Bashar al Asad, según un grupo de la oposición.

Los Comités de Coordinación Local (CCL), que citaban a médicos y activistas sobre el terreno, informaron en un comunicado de que los bombardeos derrumbaron varias viviendas en cuyo interior se encontraban sus residentes.

El hostigamiento con proyectiles de mortero es constante en los barrios de Bab Amro, Al Jalidiya y Al Bayada de Homs, siendo el primero el más castigado en esta jornada.

Uno de los activistas de los CCL que estaba en Bab Amro, identificado como Salim al Homsi, dijo que al menos 40 personas murieron en ese barrio. Ese saldo es provisional, según Al Homsi, debido a la cantidad de cuerpos que todavía están atrapados bajo los escombros. "La situación es trágica. Los bombardeos afectan de manera indiscriminada a las viviendas de civiles", lamentó el miembro de los CCL.

El opositor explicó que los heridos son atendidos en las mismas casas o en las mezquitas, después de que los hospitales de campaña fueran bombardeados, en una ofensiva que comenzó el viernes y ha dejado centenares de muertos.

Desde la cama del hospital, Abu Abedo, un refugiado sirio, relata el horror en Homs. Ahora se encuentra a salvo en el Líbano, pero está herido de gravedad. "Las calles están plenas de cadáveres y sangre", relata. "Por todas partes huele a muerte", agrega. "Homs es una zona catastrófica".

Abedo resultó herido el pasado fin de semana, en los combates más sangrientos desde el inicio de la revuelta hace ya 11 meses. En una conversación telefónica relata cómo los hombres de las fuerzas de seguridad de Asad abrieron fuego contra él y otros manifestantes. Esquirlas de granada le hirieron en la espalda y la pierna. "El hombre que me sujetaba fue abatido, yo resulté herido grave", contó Abedo, cuyo nombre verdadero prefiere ocultar por temor al régimen de Damasco.

Al recordar las protestas en el barrio de Baba Amr, habla del "horror y las masacres" en Homs y relata además su huida. "Como el régimen brutal me busca, algunos activistas me ayudaron", relata este treintañero. "Conseguí cruzar la frontera con el Líbano y llegar hasta este hospital", dijo Abedo, uno de los pocos sirios que se han podido salvar en el Líbano.

"El régimen destruye sin piedad edificios de tres y hasta cinco plantas con personas y niños dentro", relató. "Montones de personas mueren. Los niños quedan mutilados porque los médicos no tienen los medios necesarios para curarlos". Las medicinas y la anestesia escasean, así como las reservas de sangre.

En los grandes hospitales de Homs el régimen controla a todo el mundo. Eso ha llevado a la muerte a muchos de los heridos, señala. La gente teme ser detenida cuando entra en un hospital para ser atendida. La oposición intenta buscar una ayuda alternativa. "Nuestros activistas han instalado en diversos lugares hospitales de campaña", informó Abedo. Algunos han sido blanco de disparos.

Desde el inicio de las protestas en demanda de reformas democráticas a mediados de marzo pasado, miles de sirios han buscado refugio en el norte del Líbano. El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados registró hasta enero 5.039 sirios que habían huido de su país.

Fuentes de la oposición confirmaron que desde el fin de semana al menos cinco heridos de Homs cruzaron la frontera al Líbano. "Dos de los heridos se encuentran en estado crítico y están siendo atendidos en hospitales de Trípoli", informó Abu Rabih, un activista sirio en la región.

Las informaciones desde Siria son extremadamente difíciles de contrastar debido al bloqueo impuesto por el régimen a los medios de comunicación. También resulta difícil de verificar la violencia sobre el terreno. Los pocos periodistas que pueden realizar su labor están bajo vigilancia y además son objeto de ataques.

En las protestas contra el régimen ya han muerto más de 5.000 personas, según datos de la ONU. El grupo opositor Observatorio de los Derechos Humanos sirio cifra las muertes en 6.800.

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