Pese a quien le pese, y por mucho que proliferen las tabernas, Málaga tiene una presencia literaria indiscutible. En el Ulises de Joyce, cuya última escena se desarrolla en la Sierra de Ronda, el protagonista, Leopold Bloom, prepara un menú en el que destacan especialmente las pasas de Málaga. Y Dostoievski puso a los protagonistas de su Stepantchikovo a brindar con vino de Málaga. Los ejemplos de la aparición de la ciudad en la literatura universal se pueden contar por miles, y en la poesía no son menos. Una buena muestra se encuentra en el libro Andén sur, recién publicado por la Fundación Málaga en colaboración con Renfe y el Ministerio de Fomento como gesto de celebración de la llegada del AVE a la Estación María Zambrano. El volumen, editado por Rafael Inglada, reúne una selección de poesía en lengua castellana escrita durante el siglo XX con parada y fonda en Málaga: en total, 96 textos de otros tantos poetas dan cuenta de esta múltiple mirada al rincón mediterráneo. El libro se repartirá de manera gratuita entre los usuarios del AVE que viajen desde Málaga a Madrid y viceversa los días 24 y 31 de este mes.

La copiosa colección recoge versos de poetas imprescindibles aparecidos en las primeras décadas de la pasada centuria, como Antonio y Manuel Machado, Lorca, Aleixandre, Neruda, Altolaguirre, César Vallejo, Eugenio Noel, Edgard Neville y Gerardo Diego. Junto a ellos conviven en las páginas autores de generaciones posteriores, como Blas de Otero, Carlos Edmundo de Ory, Alfonso Canales, María Victoria Atencia, Rafael Pérez Estrada, José Infante y Francisco Ruiz Noguera. Y, por último, cierran la selección jóvenes poetas nacidos a partir de 1970, la mayoría de ellos malagueños, como Julio César Jiménez, José Antonio Padilla, María Eloy-García, David Leo García y Daniel Lázaro. El resultado permite contrastar una suerte de evolución de la poesía española en el último siglo con Málaga como argumento.

También la propia Historia de Málaga queda reflejada en versos como: "Junto al Perchel, sonrisas / y miseria y desgracia. En el puerto de Málaga", de Blas de Otero; o "Toda la arquitectura / de la ciudad, ya inútil, / sólo mantiene firmes / los rizos interiores", de Altolaguirre. Especialmente hermoso es el poema Batallas, de César Vallejo, que narra la tragedia de la Guerra Civil: "¡Málaga sin padre ni madre, / ni piedrecilla, ni horno, ni perro blanco! / ¡Málaga sin defensa, donde nació mi muerte dando pasos / y murió de pasión mi nacimiento!". Frente a ellos, la ciudad última es esquiva y anónima, como en los versos de María Eloy-García: "Pero si tú desapareces / la ciudad se hace lenta / hacia abajo/ y se limita a un recuerdo".