Cultura

Año sombrío en Estados Unidos, películas sombrías en los Oscar

  • El domingo se dan los premios en los que parten como favoritas 'No es país para viejos', 'Pozos de ambición' y 'Expiación'

Un crítico comparó las películas más nominadas de esta edición de los Oscar con El corazón de las tinieblas, el devastador análisis de Joseph Conrad sobre la maldad humana. Otro advirtió a los espectadores que se tomaran una dosis de antidepresivos antes de verlas. Puede que eso sea un poco exagerado, pero no hay duda de que las películas más aclamadas este año son deprimentes. Son películas que obligan al público a confrontar los problemas de la vida moderna sin piedad y, como señalan los especialistas, a reflexionar sobre la lamentable situación de la mayor superpotencia del mundo.

No es país para viejos, una de las grandes favoritas con ocho nominaciones, gira en torno a un asesino psicópata que se embarca en una venganza inhumana por un negocio de drogas que acabó mal, dejando tras de sí bañado en sangre el oeste de Estados Unidos. Por su parte, Pozos de ambición, una historia épica sobre un ambicioso barón del petróleo, también suma ocho nominaciones con su crítica de los valores fundamentales de un emprendedor capitalista sobre los cuales está basado el sistema económico de Estados Unidos.

Una crítica similar puede encontrarse en el thriller ambientado en el mundo de las corporaciones, Michael Clayton, que muestra cómo los abogados y los ejecutivos se saltan todas las consideraciones éticas cuando se trata de sacar beneficios. Otra película muy nominada es Expiación, un drama amoroso ambientado en la Segunda Guerra Mundial, sobre traiciones y vidas devastadas. Y la quinta candidata a Mejor Película es Juno, sobre una adolescente lidiando con un embarazo no planificado. A pesar de que el filme mantiene un tono de comedia, también habla de algunos de los tabúes y prejuicios básicos sobre el sexo adolescente.

Más tramas deprimentes se pueden encontrar en La escafandra y la mariposa, de Julian Schnabel, nominado a Mejor Director, centrada en el editor de una revista francesa que queda paralítico y dicta su autobiografía con los movimientos de sus ojos. También está American Ganster, con la nominada Ruby Dee, en el papel de madre de un narcotraficante.

No se trata sólo de los temas sombríos. Es habitual que los Oscar se mantengan alejados de las comedias ligeras o las películas de aventuras. Lo que ocurre esta vez es que muchas de las películas rompen con la convención habitual al no ofrecer a los espectadores el obligado happy end de Hollywood. La macabra Sweeney Todd, de Tim Burton, ofrece un final sin posibilidad de esperanza. El drama sobre el alzheimer Lejos de ella, de Sarah Polley, muestra el inevitable declive de una mujer a la que se le diagnosticó la enfermedad.

La huelga de los guionistas, que parecía no tener solución cuando se anunciaron las nominaciones de la Academia, fue una de las razones del ánimo sombrío. "Los tiempos nos dan las películas que necesitamos", señaló el periodista Robin Ghivan. "Confirman la idea de que en tiempos de tristeza lo último que uno quiere es un juglar tratando de extraerle una carcajada. A veces, el mejor remedio es un buen llanto", añadió. La teoría tiene sentido en un momento en que los estadounidenses lidian con la desastrosa política en Iraq y los profundos problemas en Afganistán, y mientras luchan para enfrentarse a la masiva crisis inmobiliaria y a una economía a punto de entrar en recesión.

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