Decía Antonio de la Torre hace poco a este mismo periódico que lo malo de estar de moda es que, tarde o temprano, se deja de estarlo. Pero los reconocimientos a su trabajo se siguen traduciendo en honores y méritos con una continuidad que casi deviene ya en costumbre. Muy pocos actores del cine español pueden contar una experiencia como la suya: el año pasado, De la Torre fue candidato al Goya en las dos categorías de interpretación, protagonista y de reparto, por dos películas distintas; y este año vuelve a darse la misma circunstancia, con la nominación al mejor actor protagonista por Caníbal de Manuel Martín Cuenca y otra al mejor actor de reparto por La gran familia española de Daniel Sánchez Arévalo. Por más que en la anterior aspiración al doblete (por Grupo 7 e Invasor, respectivamente) De la Torre se fuera de vacío, 2013 ha sido para el malagueño un año redondo: ha ganado el Premio Ciudad de Huelva del Festival Iberoamericano a toda su carrera, el Premio de la Unión de Actores y el Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos (los dos últimos por su trabajo en Grupo 7), causó sensación en el Festival de Toronto con la presentación de Caníbal y ha visto consolidada su trayectoria de manera rotunda.

Pero a De la Torre le sigue faltando el Goya. El que ganó en 2006 al mejor actor de reparto por AzulOscuroCasiNegro es ya un asunto demasiado remoto, y resulta difícilmente justificable que un intérprete de su visibilidad, fetiche de realizadores como Álex de la Iglesia, Sánchez Arévalo e Icíar Bollaín, no tenga aún un Goya como protagonista. Eso sí, hacerse con cualquiera de las dos estatuillas en la gala que se celebrará en Madrid el 9 de febrero no resultará sencillo: para ganar el premio al mejor actor protagonista competirá con Tito Valverde (15 años y un día), Eduard Fernández (Todas las mujeres) y Javier Cámara (Vivir es fácil con los ojos cerrados); mientras que en la categoría de mejor actor de reparto figuran Carlos Bardem (Alacrán enamorado), Juan Diego Botto (Ismael) y Roberto Álamo (La gran familia española, al igual que De la Torre).

En declaraciones realizadas ayer a Málaga Hoy, el intérprete afirmó que de cara a estas dos nominaciones se mueven en él "sensaciones contradictorias. Por una parte son ya siete nominaciones en siete años, y eso es el como el cuento de la Cenicienta. Pero me llena un sabor agridulce cuando pienso en la mala situación del cine español, en todas las películas que no se han hecho y que ahora podrían competir en los Goya, en los actores como yo que no trabajan. Es todo muy extraño. Procuro no verlo más allá del contexto, y me alegro, pero no puedo evitar cierta pesadumbre". Respecto a sus posibilidades de hacerse con una estatuilla, el actor insiste en lo que ya decía el año pasado: "Una doble candidatura me restará opciones, eso seguro. Pero prefiero disfrutar lo que tengo, y ya está. Siempre cuento que cuando me nominaron por AzulOscuroCasiNegro fui a recoger el diploma que la Academia entrega a los candidatos antes de la gala, y que no recoge casi nadie, porque estaba seguro de que el Goya no me lo iban a dar y así por lo menos me garantizaba el recuerdo. Todo lo que ha pasado después ha sido igual de increíble". En 2013, De la Torre acertó en su pronóstico. Pero ojalá no vuelva a hacerlo esta vez.

Sobre la posibilidad de que tantas nominaciones terminen significando un desgaste en su carrera, el actor se muestra pragmático: "Soy consciente de que esto dura lo que dura. Y mi objetivo es hacer buenos trabajos y disfrutarlo mientras dure. Sé que cuando se acabe lo recordaré todo con cierta nostalgia, y la verdad, no sé si estoy preparado para eso". Mientras tanto, el intérprete tiene pendiente el estreno de una película sobre el primer Mundial de Fútbol celebrado en Uruguay en 1930 junto a Gérard Depardieu, y para 2014 existe la posibilidad de participar en otra "producción internacional". Y si tantas películas de otros se quedaron sin hacer, la que él no hizo y le habría gustado interpretar "es un biopic de Juanito, el futbolista. Pero ya soy mayor."

De la Torre atesora el mayor porcentaje de representación malagueña de cara a los Goya, aunque conviene incluir dos apuntes: la candidatura a mejor película de animación de Justin y la espada del valor, producida por Antonio Banderas a través de Kandor Graphics; y la nominación de Natalia de Molina, artista muy vinculada a Málaga (en cuya Escuela Superior de Arte Dramático estudió), al Goya a la mejor actriz revelación.

Un vistazo general permite señalar La gran familia española de Sánchez Arévalo como favorita a tenor de sus once candidaturas, incluidas las de mejor película, mejor director y mejor guión original. Le sigue en número de nominaciones Las brujas de Zugarramurdi, de Álex de la Iglesia; no obstante, pese a sumar diez nominaciones, ninguna de ellas reconoce la cinta en las grandes categorías, aún cuando este año las candidaturas aumentaron a cinco el número de películas susceptibles de ser coronadas entre las mejores del año.

Sin embargo, lo que sí cabe señalar es una mayor representación en la remesa de candidaturas presentada ayer de lo que dio de sí la pasada edición del Festival de Cine Español de Málaga en su sección oficial. La película que se hizo con la Biznaga de Oro, 15 años y un día de Gracia Querejeta (seleccionada por España para luchar por el Oscar, aunque finalmente sin suerte), compite por los Goya en siete categorías, incluidas las más importantes: mejor película, mejor dirección (Gracia Querejeta), mejor canción, mejor actor protagonista (Tito Valverde), mejor actriz de reparto (Maribel Verdú), mejor actriz revelación (Belén López) y mejor dirección de fotografía. Otra cinta muy celebrada en Málaga, Stockholm, aspira (con toda justicia) a ganar tres Goyas: mejor dirección novel (Rodrigo Sorogoyen), mejor actriz protagonista (Aura Garrido) y mejor actor revelación (Javier Pereira). Todas las mujeres también anda en la baraja, y además La gran familia española fue la estrella del foro de proyectos. Que no se diga.