Arquitectura

Apertura a nuevas formas

  • Jefaturas de policía que parecen iglúes, aularios que se asemejan a trincheras y viviendas rodeas por vigas que recuerdan a ramas en una Málaga que cambia

Apertura o pérdida de prejuicios, eso es lo que parece que comienza a intuirse en el panorama arquitectónico malagueño. Tras muchos años de aburrimiento, algunos proyectos comienzan a ser algo más juguetones, a traspasar los límites del formulismo sobrio en el que se había refugiado el buen gusto. Si el proyecto del Parque del Transporte, uno de los grandes proyectos de la ciudad, tomó como referencia una hoja -según su autora, Carme Pinós- otros más pequeños también han retomado el (dudoso) camino de la recreación de formas. Apenas publicitado, pero no por ello menos llamativo, un edificio como el de la Jefatura de la Policía Local en el distrito de Puerto de la Torre es un iglú plantado en una de las barriadas más caóticas de la ciudad. Y ahí está desde 2006.

No es que el iglú policial que ha montado el Ayuntamiento en Puerto de la Torre sea tan kitsch como para que figure en Roadside giants (Stackpole Books, 2005), el divertidísimo libro en el que Brian y Sarah Butko repasan esas construcciones llamativas y delirantes que asemejan donuts o dinosaurios al lado de las autopistas estadounidenses -el edificio barco de Torremolinos o la tienda cámara fotográfica de Benalmádena sí juegan en esa liga, de otros tiempos-, pero sí se distancia del modelo elegido para los centros sociales: racionales y serias cajas adornadas con paneles de madera, mucho cristal y pocos excesos.

Desde la Universidad de Málaga también se han tomado algunas libertades formales en los últimos años. Como si estuviésemos en el Londres bombardeado de los años 40, en el Campus de Teatinos han surgido en algunas azoteas lo que parecen puestos de observación de pasados tiempos bélicos. Muchos son los que tienen claros que las llamadas trincheras están construidas con lo que simulan ser sacos de arena: "En realidad es una especie de corcho, porque si fueran de arena el tejado se hundiría", explicó la decana de la facultad Bellas Artes, que gestiona esas curiosas construcciones.

Los promotores privados no han sido inmunes a esta fiebre y algún ejemplo de formas extrañas y poco comunes ha surgido en estos años. Mientras la capital sigue siendo bastante conservadora y refractaria al riesgo, en Torremolinos es posible encontrar cosas como el Edificio Alana. Este proyecto lleva la firma del estudio RM&ZC, en colaboración con José Ojeda Martos y Animal Architects. Se trata de una pequeña promoción, apenas seis viviendas, que llama la atención por lo extremo de su aspecto. Unas vigas que asemejan troncos y ramas se cruzan por la piel blanca y transparente de esta lujosa promoción, que es rematada con una piscina y unas estructuras que bien podrían ser setas. El interior, al que se accede por un portal de corte futurista, opta por lo diáfano y lo transparente. Es lo que podríamos denominar como un ejercicio valiente de minimalismo posmoderno -muchos se limitarán a arrugar la nariz-.

Málaga comienza a moverse y a romper con los fríos moldes de los cubos. Así es más divertido, ¿no?

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