El actor malagueño Antonio Banderas atribuye su distinción con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, que le será entregada hoy en La Coruña en un acto presidido por los Reyes, a que "en determinado momento" mostró que grandes retos, como triunfar en Hollywood, "se pueden hacer", dijo. Cuando le anunciaron que iba a recibir esa medalla, pensó en que era "por haber roto alguna barrera" yéndose a trabajar a Estados Unidos en un momento en que "eso no era lo normal", indicó.

Banderas recordó que ya otros actores españoles habían trabajado en Hollywood, y citó a Sara Montiel o Fernando Rey, pero señaló que ninguno había pasado a "formar parte de ese mundo", dijo. Consideró que fue el primer intérprete español seleccionado para los premios Globo de Oro, Tony y Emmy. Sin embargo, indicó que posteriormente hubo otros actores que "consiguieron nuevas metas", como Javier Bardem o Penélope Cruz, pero eso "pasa en todos los ámbitos, no sólo en el artístico", aseveró. Banderas admitió tener "cierta tendencia a pensar que la vida empieza hoy, porque, si no, estaría muerto", por lo que consideró el premio un "estímulo" para nuevos proyectos.

El actor recordó su pretensión de desarrollar proyectos más centrados en España. Aludió a su trabajo con la productora Green Moon, de la que es socio, que incluye la producción de óperas primas; largometrajes de animación, que sufre "complicaciones financieras", dijo, y la preparación de una película sobre el rey Boabdil de Granada, que pretende ser "una reflexión sobre lo que ocurrió en la ciudad andaluza hace 500 años".

Acaba de regresar de los Emiratos Árabes, donde ha intentado conseguir "los máximos apoyos políticos posibles" para este proyecto. Banderas comentó su intención de rodar la película en árabe y en español, y no en inglés, respetando así los idiomas autóctonos.

Mostró su deseo de regresar a Broadway y dijo que presiente que todavía podría hacer algún proyecto con Pedro Almodóvar. Reconoció haberse sentido "asustado" ante el papel ofrecido para interpretar en La ley del deseo, donde la moralidad de la época daba más importancia al hecho de que el protagonista fuera homosexual "que al que fuera un asesino", confesó.