Crítica de Cine

La ex 'Bond Girl' y 007 se estrellan creyendo redimirse

Halle Berry, en una escena de la película.

Halle Berry, en una escena de la película.

En cine, la construcción de la sensación de realidad es un efecto tan artificial como los más rebuscados alardes barrocos o expresionistas. Y la credibilidad que se otorgue a lo que se nos muestra y se nos cuenta no depende de la realidad de los hechos en los que la película se base, sino en la capacidad del director para hacerlos creíbles. Mucho se ha escrito sobre realidad, realismo y verosimilitud en cine desde el clásico y venerable Il verosimile fílmico de Galvano Della Volpe publicado hace más de medio siglo.

Esto viene a cuento del fracaso de esta película basada en hechos reales que parecen falsos y muy mal realizada con una voluntad pretendidamente testimonial que no testimonia, denuncia o pone en cuestión nada. Se suele decir que los malos modos hacen perder la razón. Pues eso.

La cosa se sitúa en el distrito de South Central (Los Ángeles) durante los graves disturbios que siguieron a la absolución de dos policías blancos acusados de dar una brutal paliza a Rodney King, un taxista negro que se encontraba en libertad condicional por robo. La directora francesa de origen turco Deniz Gamze Ergüven afronta estos hechos estadounidenses con un despiste multicultural, unas malas maneras cinematográficas, una simplificación manipuladora y un burdo sensacionalismo que demuestran que su rápida consagración tras una única película -menos grosera, pero igualmente manipuladora- cargada de nominaciones y premios por todo el mundo, Mustang, fue un error de sobrevaloración previsible a la vez que explicable: una mujer de origen turco dirigiendo película efectista contra el integrismo religioso que se ceba en cinco niñas huérfanas. Irresistible.

Ahora, cambiando Turquía por Estados Unidos y la intolerancia religiosa por la racial, el truco no le funciona. Pese al lujo comercial de contar con Halle Berry y Daniel Craig. Lujo relativo, desde luego. Hay que recordar que el último papel interesante de Berry fue aquella Monster's Ball que la catapultó en 2001... hacia la nada de su posterior filmografía; y que, salvo en sus estruendosos Bonds, Craig no da pie con bola desde Munich. Y eso fue en 2005. Esta película no ayudará ni a la ex Bond Girl ni al actual 007 a remontar (o redimir) sus carreras como actores dramáticos, cosa que seguro les ilusionó cuando sus papeles les fueron ofrecidos.

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