Cultura

Carlos Álvarez regresa a Viena después de tres años con 'Carmen', de Bizet

  • El barítono malagueño se sube hoy al escenario en el papel del torero Escamillo · "No hago planes a muchos años vista", dice

Tres años después de su último triunfo en la Ópera de Viena, una de las más prestigiosas del mundo, el barítono malagueño Carlos Álvarez vuelve a subir hoy a este mítico escenario en una producción de Carmen de Bizet. El cantante, considerado durante años uno de los mejores barítonos, tuvo que ser operado dos veces de las cuerdas vocales entre 2009 y 2010, poniendo en peligro su hasta entonces exitosa carrera. Álvarez asegura que volver a la capital austríaca "significa volver a casa, lo que tiene una doble faceta de tranquilidad y responsabilidad".

"Fundamentalmente significa un regalo porque, si las cosas van bien, significará que las peticiones de grandes teatros van a estar inmediatamente llamando a la puerta. Asumiré con torería esta vuelta al ruedo", manifiesta el barítono, de 45 años.

Su alusión a los toros se debe al papel que interpretará tres veces en los próximos ocho días, el de Escamillo, el torero que se fija en la bella Carmen y le ofrece su amor. "Es un papel corto pero muy gratificante, porque tiene los cuplés que todo el mundo conoce. Cantas una escena con el tenor y un dúo de amor con Carmen. Recoges la ovación de la noche y te vas a casa con gran satisfacción", cuenta Álvarez. El barítono se muestra confiado en poder interpretar a la perfección a Escamillo -vocalmente uno de los papeles operísticos más exigentes- y la misma percepción le han trasladado los responsables del teatro vienés. Es precisamente esa confianza en sus capacidades la que Álvarez agradece tanto, ya que la Ópera de Viena siguió durante su período de enfermedad firmando contratos para el futuro. "Me parece uno de los mayores piropos que un artista pueda tener. Te hace sentir respaldado por los teatros, que son al final los que hacen que nuestro trabajo siga adelante", dice.

Su estreno en los escenarios, tras quince meses de ausencia, fue el año pasado en Bilbao, donde protagonizó un concierto en el Teatro Arriaga junto a la soprano Rocío Ignacio. Desde entonces, el barítono, que lleva el prestigioso título austríaco de Kammersanger (cantante de Cámara de la Corte), ha dado cautelosos pasos con el objetivo de volver al repertorio que había hecho, hasta sufrir la dolencia en sus cuerdas vocales.

"No hago planes a muchos años vista, porque tengo que afianzar mi trabajo y ver cómo poco a poco puedo ir aumentado mi capacidad y mi resistencia para hacer grandes funciones", cuenta.

Después de sus tres actuaciones en Viena, el malagueño tiene previsto cantar, entre otras, otra Carmen en Palma (Mallorca) y Tosca de Puccini en el teatro Villamarta de Jerez (Cádiz). "Tenemos la obligación de ir a estos teatros más pequeños y que están más alejados del centro importante de la ópera, para hacer que crezca el público", asegura el barítono.

En ese contexto, el barítono Álvarez no deja de acordarse de la dramática situación que vive el mundo de la cultura en España a consecuencia de la crisis económica y financiera. Asegura que el país necesita una "ley de mecenazgo" que equilibre lo que califica como una "sensación de vacío" que sienten muchos artistas ante la falta de financiación pública.

"La cultura debe ser sostenida por el Estado, ya que afortunadamente no se vive sólo de la economía. Espero que la situación política tenga este grado de cordura y que tenga una visión más amplia y no tan concreta en lo meramente económico", agrega el barítono.

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