Quien quiera acercarse a la obra de Antonio Saura (Huesca, 1930- Cuenca, 1998) tiene ahora una oportunidad de oro en el mismo centro de Málaga. La galería Cartel Fine Art (C/ Cortina del Muelle, 5) inauguró ayer una amplia retrospectiva dedicada a la obra gráfica de este creador insustituible, maestro de la pintura y la literatura española, que podrá verse hasta el próximo día 25.

La exposición, según informaron fuentes de la misma galería, consta de 21 trabajos realizados entre principios de la década de los 50 y finales de los 80, por lo que constituye, según las mismas fuentes, "un amplio recorrido por la obra gráfica de Saura" además de una panorámica de los motivos artísticos y humanos que obsesionaron al genio desde poco después de su primera exposición (celebrada en 1950 en una librería de Zaragoza) hasta su última etapa. Entre las obras expuestas, los responsables de la galería destacaron dos Crucifixiones y diversos collages como los más significativos del conjunto.

La exposición da cuenta así de los acercamientos de Antonio Saura al movimiento surrealista (del que se desligaría posteriormente) durante su estancia en París de 1954 a 1957, así como de los trabajos experimentales como los Fenómenos y los Grattages (bajo la influencia de sus reivindicados Arp y Tanguy), aunque fue precisamente a finales de los 50 cuando Saura prestó una especial dedicación a la obra impresa con series de litografías como las populares Pintiquinestras. A pesar de las distancias evidentes con las obras de gran formato que tanto caracterizaron a Saura, los trabajos expuestos en Cartel Fine Art permiten además revisar la relación del artista con la figuración y su conflicto con la forma en una dimensión amplia, con miradas a lo espiritual y al cuerpo femenino pero también a lo abstracto, dentro de la línea de influencia que devino en el arte informal gestado junto a Tàpies. Especialmente llamativas son las obras fechadas después de 1983, época en la que Saura resume y concreta el conjunto de los temas que había desarrollado hasta entonces en un ajuste de lenguajes y argumentos que constituye, quizá, su mejor contribución al arte.