Cultura

Cartografías de uno mismo

  • José Medina Galeote inaugura mañana en El Pacto Invisible su nueva exposición, 'All my things', un proyecto que sienta las bases del artista futuro

En un momento de la conversación, el artista antequerano José Medina Galeote afirma: "Esto es lo que soy, esto es lo que hay. Todas mis cosas. Nada más". Y semejante declaración delata una madurez impropia de un creador que ya ha dado mucho de sí pero al que aún le queda tanto por delante. Es justo ahí, en ese punto en el que las expectativas y la experiencia llegan a equilibrarse en la balanza, donde se inscribe su nueva exposición individual, All my things, que se inaugura mañana jueves a las 20:00 en la galería El Pacto Invisible (C/ Molinillo del Aceite, 13). Precisamente, los socios del centro (entre los que se encuentra alguno vinculado a la galería madrileña Evelyn Botella) pretenden abordar a partir de ahora más proyectos con artistas malagueños, y que Medina Galeote figure como primer aliado en la materia resulta altamente significativo: no en vano, se trata de una de las luminarias de mayor proyección de cuantas ha parido el territorio malagueño en las últimas décadas. En su búsqueda de un discurso propio el artista ha facturado también un arte propio, lo que delata al fin una desacostumbrada maestría.

Detrás de All my things (un conjunto de diez obras de reciente facturas, con la pintura como gran protagonista aunque surcada también de otros elementos y registros), como de todas las exposiciones de Medina Galeote, yace una historia. Y en sus últimos proyectos (Guernica-AlexanderPlatz, presentado con éxito en Isabel Hurley; o el recordado Artista invisible dispara puesto de largo como asalto efímero en el CAC) esa historia ha estado íntimamente vinculada a la Historia, o a las historias dentro de la Historia, con la cartografía como despensa dialéctica. Esta querencia, apunta el pintor, regresará el año que viene con otra exposición en la Galería Fúcares de Madrid; pero, por ahora, All my things se alza desde una cartogafría muy distinta: la que recorre las posiciones internas del artista. "En este proyecto hay pequeños saltos respecto a lo que he hecho hasta ahora, aunque algunos no son tan pequeños. Yo diría que es una muestra prospectiva: representa un decir 'he llegado hasta aquí' y a la vez un punto en el que quiero asentar las bases desde las que seguir trabajando", explica Medina Galeote. El montaje de las piezas en la galería, que ocupa una casa antigua (con las dificultades que esto conlleva: una de las obras más representativas, Doble suelo, se encuentra en el techo de una de las salas y allí dialoga con las añejas losas hidráulicas de la planta), resultó sin embargo sencillo y apenas revistió conflictos, lo que se corresponde con el espíritu de All my things: "Las obras revisten una idea de calma, de sosiego. Y esto es así porque quería expresar de alguna forma el momento en el que me encuentro ahora, un tanto particular. He vuelto a confiar en cosas cuya inexistencia llegué a sostener, y sospecho que estas emociones se corresponden con que hoy dispongo de un trabajo que, aunque relacionado con el arte, es distinto de la práctica artística. Ahora puedo decir que tener un trabajo adicional confiere al artista más libertad creativa que no tenerlo. Esto es algo que ya habían afirmado otros artistas y que yo he descubierto ahora. Por eso he trabajado en All my things dándole a cada obra su tiempo, sin buscar nada, sin más pretensiones. Y he disfrutado mucho esta libertad".

Conviene apuntar que esta misma libertad que Medina Galeote subraya se traduce en algunos saltos no tan pequeños a los que se refiere, como la pintura en tres dimensiones, un registro próximo a la escultura sin ser tal ("Obras como Le grand tour tienen un volumen que podríamos calificar de escultórico, aunque yo he llegado a esto pintando, no esculpiendo"). Pero la libertad se torna igualmente cuestión vital: "Si miras hacia arriba encuentras que en la cima hay cuatro o cinco artistas y que casi siempre son los mismos. Si acaso, cambian a uno para meter a otro. Y eso es todo. Cuanto antes seamos los artistas conscientes de ello, mejor. En los últimos años no ha aparecido una influencia como la de Jeff Koons por aquí cerca, que yo sepa. Lo mejor es hacer lo que uno quiere, fuera de las modas". Así se siembra el arte venidero.

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