Cultura

La Casa Natal revive el amor de Picasso por la tauromaquia

  • La Fundación consagrada al artista malagueño exhibe en su sede de la Plaza de la Merced los fondos de su colección dedicados a la fiesta en diversos formatos

La Fundación Picasso muestra desde ayer en las salas de su sede de la Casa Natal en Málaga una selección de sus fondos de temática de la tauromaquia, uno de los motivos más recurrentes en la obra del artista malagueño, que fue además durante toda su vida un gran aficionado a los festejos taurinos. En concreto, se exponen 39 de las 49 obras con que cuenta la Fundación referidos al mundo del toro, que junto a las palomas es el gran tema en la producción artística de Picasso, quien recibió ambas influencias a través de su padre, José Ruiz Blasco, que le llevó en su infancia a presenciar corridas en la plaza de La Malagueta. Picasso siempre recordó cómo en su niñez, después de una de esas corridas, el torero Cara Ancha le sentó sobre sus rodillas y él se entretuvo jugando con los alamares de su traje de luces.

La exposición se divide en dos partes, la primera en la planta baja de la Casa Natal, con sus paredes pintadas en color albero, y dedicada al toro como tótem y símbolo, ha explicado en la presentación la directora de la Fundación Picasso, Lourdes Moreno. Dentro de esta zona se puede ver la serie de litografías sobre la figura del toro realizada entre diciembre de 1945 y enero de 1946, que sólo poseen al completo cuatro instituciones en el mundo, entre ellas la Fundación Picasso. En la serie este animal comienza representado de forma naturalista y, a través de sus once estados, evoluciona progresivamente hacia una representación esquemática cercana a la abstracción en la que Picasso efectúa una disección de los diversos elementos.

También en la planta baja se pueden ver el linograbado Planta con toritos, un ejercicio lúdico de Picasso; la Cabeza de toro que Mourlot empleó como portada de su catálogo de la obra gráfica del malagueño, o dos ilustraciones del libro Carmen. Ya en la primera planta de la Casa Natal, en este caso con sus paredes pintadas en un color rojo que recuerda a la sangre y los burladeros, el recorrido arranca con la obra gráfica con referencias mitológicas y mediterráneas, con protagonismo para el minotauro y las ninfas desnudas.

A continuación, se da paso a la visión más cruenta del festejo taurino, entendido como una lucha a vida o muerte entre el torero y el toro, y en el que la figura del picador cobra una gran trascendencia. La exposición se complementa con siete cerámicas de Picasso también centradas en el tema del toro y con una serie de fotografías que muestran la pasión con la que el artista malagueño seguía una novillada celebrada en la plaza de Frejus el 7 de agosto de 1966.

Esas imágenes fueron captadas por un joven fotógrafo alemán, Hubertus Hierl, que había viajado ese verano al Sur de Francia para reflejar "la vida colorista y alocada de los chicos en la Costa Azul", y cuando tomaba fotos del festejo comprobó con asombro cómo entre el público estaba el rostro que más deseaba fotografiar, el de Picasso, acompañado de su esposa Jacqueline.

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