Cultura

Cine de aficionados

Aventuras, EEUU, 2013, 97 min. Dirección y guión: Bill Muir. Intérpretes: Alex Kendrick, Billy Unger, Sammi Hanratty, James Hong.

Para crear relatos de aventuras que tengan un trasfondo moral, un fondo mítico y un mensaje final emparentado con el cristianismo hay que ser Tolkien o su amigo C. S. Lewis. El director y guionista de esta película, Bill Muir, pertenece a una productora, Methinx, dedicada a la producción de audiovisuales destinados a un público familiar que pretenden "impactar creativamente en la cultura con el mensaje de Jesucristo". Loable tarea que, sin embargo, requiere estar a la altura de ese mensaje. Y El medallón perdido no lo está. Es una mediocre película de aventuras realizada con una factura más bien cutre en la que el mensaje que se pretende transmitir se trufa a base de unas cuantas frases dichas por personajes que miran al vacío. La experiencia del director se limita a los guiones de unos cortometrajes que conforman algo que por lo visto se llama Evangelism Trilogy. La cosa huele a América profunda y a señores con camisas blancas de mangas cortas, corbata y muchos bolígrafos en el bolsillo.

Un bonachón visita el orfanato en el que se crió. Su antigua tutora le indica que hay dos niños y una niña tristes, inadaptados. El hombre les cuenta la historia del hallazgo de un medallón mágico perdido y de la lucha por su posesión en el marco de una exótica isla poblada por perversos reyes impostores, príncipes desposeídos de su trono y sabios ancianos. Cuando los niños conflictivos descubren que ellos son los protagonistas del cuento se reconcilian con la vida. Lástima que esta bienintencionada película, rodada e interpretada de forma casi amateur con modestos medios, no lo logre.

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