Cultura

Clooney, a dejar huella

  • El ambicioso actor produce 'Los hombres que miraban fijamente a las cabras', un filme dirigido por Grant Helsov

George Clooney se encuentra en su mejor momento. Sex symbol ambicioso e inteligente, capaz cuando es necesario de burlarse de su imagen cinematográfica -O Brother, Crueldad intolerable, anuncios televisivos donde se prefiere un café a sus encantos- o de sorprender metiéndose en proyectos como Syriana. Él mismo ha pasado a la dirección con desigual resultado, pero no se le puede negar que tiene ganas de dejar huella y ser más que un guaperas. Por ahora está en la agenda de los Coen, que han contado con él en más de una ocasión y de otros directores. Tanto es el carisma del actor que podía haber competido consigo mismo en cartelera. Los hombres que miraban fijamente a las cabras estaba previsto estrenarse el pasado enero, el mismo día que Up in the Air, que le puede dar a Clooney su segundo Oscar el próximo domingo (obtuvo el primero como secundario en Syriana). Alguien se dio cuenta de que por mucho éxito que tenga la estrella era excesivo dos filmes a la vez y retiraron Los hombres… hasta este fin de semana. Buena elección, pues consigue tirar de que el nombre de George Clooney está en todos los especiales sobre los Oscars de estos días.

Curiosamente, uno de los protagonistas masculinos de Los hombres que miraban fijamente a las cabras es Jeff Bridges, con el que Clooney compite como mejor actor este domingo. Bridges ya le arrebató el Globo de Oro por su papel de cantante country en Corazón rebelde. En cualquier caso el film que nos ocupa es un proyecto producido por nuestro actor. Esta vez no lo dirige, sino que ha confiado en Grant Heslov, que fue el guionista de la mejor película dirigida por Clooney, Buenas noches y buena suerte. Es una adaptación el libro de Jon Jonson, en el que investigaba una de las leyendas conspiparanoicas de la Guerra Fría, la de que el Gobierno americano tenía un centro de investigación de poderes psíquicos con vistas a usarlos con fines militares. El autor contó sus descubrimientos de forma sarcástica, en un libro que fue un éxito de ventas. Era un proyecto que podía atraer a Clooney, enmarcado en el sector liberal de Hollywood. Se podía hacer una comedia disparatada con tan inverosímil premisa y de paso dar un coscorrón al gobierno. Tal vez este sea el mejor registro en que se puede afrontar los millones de dólares que invirtió -o tiró- el gobierno de Washington en semejante absurdo.

Clooney no ha tenido empacho en rodearse de un brillante reparto sin miedo a que le hagan sombra. Al citado Bridges, que siempre es un actor a tener en cuenta, se unen Ewan McGregor y un Kevin Spacey más perdido para el cine de lo que debiera. El libro de Jonson fue difícil de adaptar ya que no sigue una historia lineal, pero al final se pergeñó un argumento sobre el poder, el terror y sus paranoias.

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