suki kim. escritora

"En Corea del Norte hay que mentir continuamente para sobrevivir"

  • La autora relata en 'Sin ti no hay nosotros' su experiencia como profesora de inglés de los hijos de la élite del terrible y delirante régimen de Kim Jong-un

Nacida en Corea del Sur en 1970 pero con pasaporte estadounidense, Suki Kim acaba de publicar Sin ti no hay nosotros (Blackie Books), donde rememora sus experiencias vividas como profesora de inglés de 270 alumnos de la élite gobernante de Corea del Norte. Charlamos con la autora en Madrid, donde estuvo recientemente promocionando esta obra.

-Vivió en Corea del Norte durante seis meses, ¿cuál fue la peor experiencia que sufrió?

-La peor experiencia fue aprender cómo funciona el país. Todas esas vidas completamente controladas. Cuando empecé a encariñarme con mis alumnos fue una pesadilla para mí imaginar la existencia tan terrible que tenían, la vida que les esperaba...

-En su libro habla mucho de las mentiras, las mentiras entre las que sus alumnos vivían...

-Las vidas de mis alumnos eran tan diferentes de las vidas de fuera... Notaba que todos mentían, pero por motivos diferentes. Había diferentes formas de mentir. A veces mentían para proteger el sistema, por ejemplo, podían haber llevado a cabo sus obligaciones para con el Gran Líder, pero a mí me decían que habían estado en sus habitaciones descansando. O si sus amigos estaban en campos de construcción, porque ese año todas las universidades estaban cerradas y a los estudiantes los habían mandado a campos de construcción, mis estudiantes me decían que sus amigos estaban en la Universidad. También mentían porque les habían enseñado esas mentiras, así que no hacían más que repetir esas mentiras: se trata de falta de información. Me di cuenta de que no eran plenamente conscientes de que mentir no está bien. Aprendí que se espera de ellos que mientan continuamente para sobrevivir. Es una forma de vivir muy trágica, especialmente cuando tienes 20 años.

-¿Qué efectos espera de su libro? ¿Cuáles fueron sus intenciones al escribirlo?

-Mi objetivo siempre fue humanizar a Corea del Norte porque no tenemos un retrato personal y sin filtros. Todo lo que tenemos fuera son estereotipos: las bromas de Kim Jong-il, las amenazas nucleares o los testimonios de los desertores. Éstas son las tres únicas cosas que sabemos sobre Corea del Norte. Los relatos personales e individuales no son posibles porque no dejan que nadie entre en su sistema. Así que pensé que si pudiéramos ir más allá de esos clichés, los veríamos como seres humanos, la gente podría identificarse con ellos de manera personal y lograr un cambio. Un cambio para que esas personas no tengan que vivir en un sitio así.

-¿Intenta cambiar el sistema?

-A mi manera. Me quedé consternada por el hecho de que ese mundo existiera, de que esas violaciones de los derechos humanos fueran posibles. Como escritora lo que puedo hacer es comunicar esto, presionar, describirlo de la mejor manera para que los lectores que nunca estuvieron allí puedan identificar, comprender y sentir lo que se vive allí. Los sentimientos sólo se convierten en algo si logras experimentarlos. Creo que a través de mi escritura tal vez consiga llevar eso al resto del mundo.

-¿Ha recibido alguna amenaza del régimen norcoreano?

-Recibí amenazas antes de que el libro se editara. The New York Times publicó un artículo donde se hablaba de la inminente publicación del libro, y la escuela donde enseñé inglés allí contactó conmigo. Esa escuela trabaja directamente con el régimen. Me enviaron emails amenazantes exigiéndome que no lo publicara, o que les mandara el manuscrito para que ellos hicieran algunos cambios. Dije que no, por supuesto.

-Hay mucho sentimiento de soledad en el libro, ¿es algo común en los habitantes de Corea del Norte?

-La soledad es una condición humana, pero es extrema allí porque no hay comunicación posible con nadie. Los hombres de Corea del Norte hacen el servicio militar obligatorio durante 10 años. No se les permite ir a casa. Esa realidad es muy cruel. A los 17 años te envían con el Ejército y con 27 sólo has visto a tu familia una o dos veces. Así es Corea del Norte, así separan a la gente. La gente no puede ir de una ciudad a otra sin un permiso de viaje. Los estudiantes de informática ni siquiera saben que existe internet.

-El mundo del que habla en el libro es muy gris. Nadie hace nada interesante con su vida, tan sólo se siguen las reglas...

-Siguen al Gran Líder, es la única cosa que se puede hacer allí: el Gran Líder, fuera de eso, no hay absolutamente nada más.

-¿Cuáles son sus referentes como escritora?

-Mis inspiraciones cambian y yo misma cambio todo el tiempo. Una escritora a la que admiro es Joan Didion. Ha escrito novelas y muchos libros que son de no-ficción y que nos traen al mundo de la política, los sentimientos y los estados de ánimo. Creo que captar un tiempo, en el sentido literario, es muy importante para que las generaciones futuras entiendan lo que se sintió al estar allí.

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