Cultura

David Muñoz lleva a la Berlinale el drama de los refugiados sirios

  • El cineasta malagueño, ganador de un Goya, presentó ayer a concurso su corto documental 'El juego del escondite'

Los refugiados sirios cobran visibilidad en el último cortometraje del malagueño David Muñoz, titulado El juego del escondite y estrenado ayer en la Berlinale, donde opta al premio al mejor corto, y en el que el realizador comparte "un espacio común" con los habitantes de un asentamiento en el Líbano.

"La realidad es que esta gente, en principio, no existe", afirmó el director. El propio campamento, visto desde el aire y buscado a través de google, está vacío, porque las fotos están hechas antes de que llegaran los refugiados sirios, explica Muñoz, y precisa que muchísimos están indocumentados o incluso falsifican su identidad por motivos de seguridad. "Esa ausencia es su realidad. Están en un paréntesis de su vida, que se está alargando tanto que están descubriendo que su vida es esa y eso es lo terrible también para ellos. No tiene nada de transitorio ya, llevan cuatro años de guerra", señala.

El concepto de El juego del escondite tiene varios ángulos, indica: uno, el de los refugiados sirios, al esconderse de la guerra, y otro, el del propio equipo de rodaje, que se esconde detrás de la cámara, lo cual constituye una "reflexión narrativa". "Pero en realidad, tanto realidad como ficción, como el proceso fílmico se entrevén y se mezclan en la propia película", pues según Muñoz, esa era "la única opción real de compartir un espacio común con los refugiados sirios".

Así, el corto muestra también al equipo, así como el proceso de rodaje, lo cual otorga "una opción real de comunicación" en una situación en la que ambas partes -los refugiados, que están "fuera de su casa de su país, en un descampado, en ninguna parte" y las cámaras- son "extraños" y quedan expuestos de igual manera. "La forma más respetuosa de grabarlos era que yo mismo también quedara retratado, incluso en una forma bastante incómoda y torpe, al exponer de una forma muy brusca el rodaje y la chapuza que en realidad es", explica el director.

El juego del escondite, con el que se entretienen los niños en el campamento es, en definitiva "una puerta de entrada hacia la posibilidad de verlos" y conocer los retos diarios a los que se enfrentan los refugiados en la lucha por su supervivencia. "Hace cuatro años mi vida fue destruida. Yo podía salir a comprar, pasear, podía hacer cualquier cosa. Entonces empezó la guerra y los bombardeos. Me llamo Fatouma Al Hussein. Esta es mi historia", dice la protagonista del corto, que guía a las cámaras por el campo de refugiados a lo largo de 23 minutos.

Es la segunda ocasión que Muñoz, distinguido con el Goya al mejor corto documental por Flores de Ruanda en 2010, compite en la Berlinale, donde hace dos años estuvo presente con su cortometraje About Ndugu. La principal expectativa de participar en el festival es disfrutarlo, asegura, "porque al final es una suerte y una oportunidad también para muchas cosas, para aprender, para divertirte y por supuesto también para estar en competición, dice.

Entre los 27 cortos de 18 países, que también compiten a la nominación al mejor film europeo y por primera vez este año al Premio Audi de Cortometraje, dotado con 20.000 euros, figura asimismo la coproducción franco-española Yúyú, del artista franco-beninés Marc Johnson. En su corto, Johnson relata la historia real de un apicultor chino que lleva a cabo un rito primaveral para recuperar el equilibrio medioambiental del valle de Yangtsé, en el municipio de Chongqing. Compiten asimismo por el Oso de Oro y el de Plata dentro de la sección Berlinale Shorts los cortos The Mad Half Hour, del argentino Leonardo Brzezicki; San Cristóbal, del chileno Omar Zúñiga Hidalgo; y Mar de fogo, del brasileño Joel Pizzini.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios