"Ha sido una persona muy libre durante toda su vida. De hecho, él pertenece a la generación de los 60, a la generación de los hippies. Él luchaba contra Franco, contra lo que se imponía desde arriba. Siendo muy joven, se fue de viaje con su mini por Europa y acabó viviendo una temporada en Inglaterra. Era seguidor incondicional de los Rolling antes que de los Beatles (risas). Si alguien lo lee se dará cuenta de que era un poeta muy ecléctico, muy original, sin apegarse a ninguna generación poética en particular. Era muy suyo. Él me lo transmitió, pero nunca me obligó a leer poesía. Siempre se rodeaba de artistas noveles porque su espíritu era joven. Por eso le encargaron la colección Monosabio, porque conocía la escena poética joven de la ciudad. En nuestra casa organizaba tertulias informales donde se bebía, se fumaba y, sobre todo, se conversaba de cultura". Así describe Diego Medina Poveda a su padre, Diego Medina (Málaga, 1946-2015), al que la Sociedad Económica de Amigos del País le dedica una exposición hasta el 30 de septiembre.

La idea surgió como surgen algunos de los mejores proyectos, frente al mar. "Hace más de un año nos reunimos todos los comisarios en un chiringuito de El Palo y Paco -el Catedrático de Lengua y Literatura Francisco Ruiz Noguera- propuso organizar un homenaje. Lo hablamos como una cosa a largo plazo, pero el proyecto empezó a tomar forma. También el catálogo, hecho por Antonio Herráiz -diseñador afincado en Málaga-", comenta entusiasmado Medina Poveda. Al igual que dicho catálogo, "más fanzine que catálogo", en palabras de Ruiz Noguera, la muestra recoge sus facetas como escritor, poeta, editor y agitador cultural. En la primera sala, titulada Diego Medina como editor, uno se encuentra material relativo -sobre todo portadas- a La Corná, "revista normalmente de poemas desde 1979" fundada por el propio Medina y Agustín Porras (Antequera, 1957). Siguiendo la estética heterogénea del fanzine, La Corná recogió durante dos décadas poemas, narraciones y dibujos de diversos creadores malagueños noveles. Según Medina, esta revista es "el orgullo y al estrella de todos los que miran, comprenden y se colocan al lado de la palabra, el gazpacho y la sensación serán digeridos por los móviles, los microondas, los vibradores de la moral y las pieles", se lee en una de las paredes, donde aparece los principios básicos de la Corná.

En la parte izquierda de esta sala también se exhiben libros de la colección Monosabio, creada por el Área de Cultura en 1997 en señal del poco apoyo que recibían los jóvenes poetas malagueños. Dirigida por el propio autor hasta su muerte, se han publicado textos de Isabel Bono, Antonio J. Quesada -otro de los comisarios-, Jacinto Pariente, Rafael Inglada, Aurora Luque, José Infante, Rafael Pérez Estrada o Cristina Consuegra, entre otros artistas locales. "Pocas veces se hacen las cosas bien desde las administraciones en el ámbito cultural, la colección Monosabio es una de ellas", ha señalado Antonio Garrido, director de la Fundación María Zambrano, durante la presentación a los medios de la muestra titulada Diego Medina: poeta y editor.

Durante el paseo por la Sala 2 uno observa a través de fotografías, libros suyos -entre los que no faltan Versos al aire o Amanda no te preocupes que Aristóteles se ha ido- y objetos personales (su radio fetiche, por ejemplo), la vida personal y creadora del autor malagueño. Eso sí, ya sea en una tertulia con jóvenes artistas, durante su boda con Mercedes Poveda o en el bar Negro Zaíno que regentaba junto a ella, Medina siempre esboza una ligera sonrisa. "Hoy él hubiera sido feliz y se sentiría como en casa al recorrer cada metro de las dos salas, llenas de libros, cartas de amigos u objetos personales cedidos por la familia", ha respondido Garrido ante la pregunta ¿qué hubiera pensado el propio poeta sobre esto?. Diego Medina da su última corná en la Sociedad Económica y lo hace acompañado de todo lo que un día le hizo feliz: libros y amigos a las 20:30, hora de la inauguración de la exposición.