Cultura

Dígaselo con ritmo: un amor de Bengala

  • Varios rincones de la capital sirvieron ayer de escenario al rodaje de la comedia de Tollywood 'Jill', con coreografías de Raju Sundaram, que continúa hoy en Nerja

El idilio que mantienen la industria cinematográfica de India y la Costa del Sol prosigue en términos satisfactorios para ambas partes. Ayer, mientras buena parte de Andalucía permanecía bajo cielos nubosos y bancos de niebla, en la capital malagueña lucía un sol espléndido: la ocasión la pintaban calva para que, tal y como estaba previsto, la ciudad se convirtiera en escenario del rodaje de Jill, el nuevo proyecto del coreógrafo estrella de Tollywood (el sello hermano de Bollywood, procedente de la región de Bengala Occidental y marca de producción de filmes hablados en lengua telugu, frente al hindi mayoritario en Bollywood) Raju Sundaram, una comedia con todos los ingredientes al uso (mucha música, espectaculares bailoteos masivos y relaciones románticas plagadas de azúcar) protagonizada por dos de los actores más populares del país asiático, Gopichand y Rashi Khanna. El rodaje se dejó ayer ver especialmente en la Plaza de la Constitución y su entorno, con algunos números musicales a cargo de la pareja protagonista y la presencia de otra actriz montada en bicicleta, aunque también se realizaron tomas en la Plaza de Toros y el Castillo de Gibralfaro. Málaga significó ayer una nueva estación del rodaje de Jill, después de cuatro jornadas en el desértico paraje almeriense de Tabernas la semana pasada, y antes de trasladarse hoy a Nerja, donde el equipo, integrado por unas 60 personas, se instalará en el Balcón de Europa y otras localizaciones del municipio. Conviene recordar que la industria de Tollywood, al igual que la de Bollywood, es una de las más rentables, eficaces, productiva y con mayor aceptación del planeta, por lo que la proyección de los más bellos rincones malagueños en sus títulos garantiza una promoción turística de difícil parangón.

Pero la consagración de Málaga como escenario predilecto para la industria cinematográfica india (con la Málaga Film Office, perteneciente al Festival de Cine Español de Málaga, como enlace decisivo) también se traduce en réditos económicos inmediatos. Las ocho producciones del país rodadas sólo en la capital (en emplazamientos tan diversos y a la vez previsibles como los Jardines de Pedro Alonso, el Museo Picasso, la Catedral y la Alcazaba, además de los ya citados) desde 2005 han favorecido un impacto económico directo de 384.000 euros. De esta cantidad, 150.000 corresponden al rodaje de otra producción de Tollywood, Heart attack, de Puri Jagannadh, si bien el mismo se prolongó durante algo más de un mes, del 1 de octubre al 5 de noviembre de 2013. En agosto de aquel mismo año, la visita a Málaga de Kulmeet Makkar, director ejecutivo de la Asociación de Productores de Cine y Televisión de India, se saldó con un entendimiento cordial y positivo que garantizó la llegada a Málaga de más rodajes del país asiático. Y así se confirmó ayer con el de Jill, cuyos ganchos en el reparto y en el personal creativo garantizan, de entrada, un éxito más que notable a la película.

Varios técnicos y artistas de otras comedias musicales de producción india rodadas en Málaga coincidieron en anteriores ocasiones en señalar que, más allá de sus bellos parajes y sus monumentos evocadores del esplendor andalusí, los cineastas de sectores como Tollywood valoran la ciudad por la flexibilidad que permite a los rodajes: a menudo la improvisación y la toma decisiones espontánea son argumentos habituales en la realización de estos filmes, y el paisaje malagueño se adapta como un guante, al parecer, a estas prerrogativas. Pero cabe recordar que también Nerja sirve de localización habitual a rodajes indios dentro de la provincia (el último tuvo lugar en 2012), y que Tabernas, con su dorada historia del spaguetti-western, supone una seria competencia (la productora de Jill, Sreshta Movies, rodó allí el año pasado un videoclip protagonizado por Nitin, el actor más popular de Tollywood). Pero queda idilio para rato. Del dulzón.

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