Cultura

"¡Esto es para España!"

  • Javier Bardem consigue el primer Oscar de la Historia para un actor español por su papel en el filme 'No es país para viejos', triunfador de la noche con cuatro premios

Entró en el Teatro Kodak como favorito. Estaba en todas las quinielas, en todas las apuestas, le sentaron junto a Jack Nicholson, que siempre es un talismán, e incluso el anfitrión, Jon Stewart, se acordó de él en su presentación.

Por una vez los pronósticos se cumplieron. La Academia de Hollywood le concedió a Javier Bardem el primer Oscar de la Historia para un actor español, una estatuilla que reconocía su intensa y terrorífica interpretación de Anton Chigurh, el implacable asesino que protagoniza No es país para viejos (aunque haya recogido un Oscar de reparto), un filme de los hermanos Coen, que "estuvieron lo bastante locos" como para colocarle el espantoso peinado que luce en la película y, sobre todo, para confiar en él, como les agradeció cuando subió a recoger su premio de manos de Jennifer Hudson.

Radiante y pletórico, Bardem comenzó su discurso en inglés, pero lo acabó en español, cuando dio las gracias a su madre, a su familia de "cómicos", y dedicó el premio al cine español, porque "esto es para España".

Pero esa no fue la única alegría de la noche para Ethan y Joel Coen, a los que hasta ahora la Academia de Hollywood les había sido algo esquiva (sólo habían recibido un premio por el guión de Fargo). Los hermanos obtuvieron otras tres estatuillas, Mejor Guión Adaptado, Dirección y el Oscar a la Mejor Película, y recogieron los tres porque juntos han escrito, dirigido y producido esta adaptación de la novela de Cormac McCarthy, que tampoco se quiso perder el evento. Subieron tres veces (dos, porque el premio a la Mejor Película, que anunció Denzel Washington, les pilló entre bastidores), y en todas ellas fue Joel el encargado de pronunciar unas palabras de agradecimiento. De Ethan apenas se escuchó algún que otro tímido "gracias".

Con sus cuatro galardones, los Coen se coronaron triunfadores de una edición en la que la otra gran favorita, Pozos de ambición, de Paul Thomas Anderson, tuvo que conformarse sólo con dos: Fotografía y el otro premio cantado de la noche, junto al de Bardem, el de Mejor Actor para Daniel Day-Lewis, que recogió su segunda estatuilla (la primera fue por Mi pie izquierdo) de manos de Helen Mirren (ganadora por La reina), ante la que se arrodilló. "Es lo más cerca que voy a estar de que me nombren caballero", dijo el actor inglés.

La sorpresa estuvo en los premios de interpretación femenina, que, como los masculinos, volaron a Europa. La francesa Marion Cotillard, la más emocionada de todos los premiados, se llevó el galardón a la Mejor Actriz por su encarnación de Edith Piaf en La vida en rosa (el filme obtuvo también la estatuilla al Maquillaje), y Tilda Swinton (que tampoco se lo esperaba) el de reparto por Michael Clayton. Cate Blanchett, candidata en ambas categorías, se fue con las manos vacías.

El título independiente del año, Juno, de Jason Reitman, también se llevó su parte del pastel, aunque consiguió uno solo de los cuatro Oscar a los que aspiraba, el de Mejor Guión Original, que Diablo Cody, una ex stripper (otra que tampoco se lo creía), recogió de manos de Harrison Ford.

El compositor español Alberto Iglesias, candidato por Cometas en el cielo, tampoco consiguió esta vez la estatuilla. El premio a la Mejor Música fue para Darío Marianelli por Expiación, el único reconocimiento para el filme de Joe Wright. En el otro premio musical de la noche, el de Mejor Canción, el enésimo sobresalto. Alan Menken (que tiene ocho estatuillas), candidato por tres composiciones, fue derrotado por el tema de Once, Falling Slowly, compuesto por Glen Hansard y Marketa Irglova (como a ella no le dio tiempo a agradecerlo, tras la publicidad Stewart la llevó al escenario para que pudiera hacerlo).

Curiosamente, a No es país para viejos le sigue en el palmarés El ultimátum de Bourne, que se llevó los tres Oscar a los que aspiraba, Mejor Montaje y las dos categorías de sonido.

En el resto de categorías, la austriaca Los falsificadores obtuvo el galardón al Mejor Filme en Habla no Inglesa, Ratatouille el de Animación y Taxi to the dark side el de Mejor Documental (una de las curiosidades de la noche fue una conexión vía satélite con los soldados norteamericanos destacados en Iraq, encargados de dar a conocer al ganador en la categoría de Mejor Documental).

La ceremonia

Jon Stewart fue el encargado de presentar la 80ª ceremonia de los Oscar ("Oscar sería el candidato republicano ideal", dijo el showman), y ese aniversario sirvió de hilo conductor de una gala sobria y sencilla que sus responsables han preparado en apenas dos semanas por culpa de la huelga de guionistas. Hubo muchos vídeos que recordaban la historia de los premios, desde uno, presentado por Jack Nicholson, con las 79 (hasta entonces, después serían 80) ganadoras del premio a la Mejor Película, a piezas que precedieron la entrega de los galardones de interpretación y de Dirección y que recordaban a los ganadores anteriores. Incluso el presidente de la Academia, Sid Ganis, sustituyó su habitual discurso por una pieza que explicaba el proceso de votaciones.

A lo largo de las tres horas largas de ceremonia, Stewart habló de los guionistas, de la guerra de Iraq, pidió a los demócratas que escojan de una vez a un candidato, jugó con un iPhone y una Wii e incluso bromeó sobre la profusión de embarazos en la sala (Cate Blanchett, Nicole Kidman y Jessica Alba, lo que le permitió entregar un premio al mejor bebé, que fue para la ausente Angelina Jolie) y sobre la presencia de Nicholson: "A lo mejor hay que volver a contar al final de la noche".

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