Cultura

La Filarmónica, con acento alemán

  • La orquesta regresa al Teatro Cervantes hoy y mañana con su programa de temporada en un concierto con obras de Von Weber, Bruch y Frank y la dirección de Manuel Valdivieso

Después de un prologado paréntesis desde el Concierto de Navidad, motivado por el Festival de Teatro, la Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM) regresa hoy y mañana a las 20.30 a su escenario habitual, el del Cervantes, para retomar su programa de temporada de abono. La propuesta, para la ocasión, tendrá un regusto especialmente alemán con obras de Karl Maria von Weber, Max Bruch y César Krank. El maestro Manuel Valdivieso participará, por su parte, como director invitado.

El repertorio previsto supone una oportunidad especial para comprender y disfrutar la evolución de la música alemana desde el Romanticismo. Karl Maria von Weber es, junto a Schubert y Beethoven, uno de los compositores germanos emblemáticos del tránsito que condujo del Neoclasicismo hasta el Romanticismo, por lo que en su obra se citan los lenguajes y registros habituales de su época aunque de una manera más libre y singular. La obertura de la ópera Der Freischlütz, con la que la OFM abrirá su actuación, es una muestra representativa de la producción de este genio, precursor en cuanto a intenciones estéticas al apogeo romántico del siglo XIX como buscador de emociones y sensaciones más allá de los convencionalismos armónicos y formales.

Con respecto a Bruch, la Filarmónica interpretará el Concierto nº1 en sol menor, op. 26, uno de los conciertos de violín que mejor acogida recibe en la actualidad en todo el mundo junto a la famosa composición de Mendelssohn. Concebido de esta forma como medio para el especial lucimiento del solista, la pieza incluye en sus texturas, sin embargo, buena parte de los apuntes que se desarrollarían en el siglo XX en cuanto a complejidad y expresionismo. En el concierto de la OFM actuará como solista la rusa Alina Pogostkina, una de las mejores violinistas de su generación, formada en Alemania y poseedora de una sólida trayectoria internacional desde que ganara, con sólo 22 años, el Concurso Internacional Sibelius.

El séptimo programa de abono contempla para su conclusión la Sinfonía en re menor de César Franck. Compuesta en 1889, esta obra supuso un hito significativo en la producción de su creador, además de un testamento artístico de primer orden que sirvió de preludio a la propia muerte de Franck, que aconteció un año después. Consagrado como maestro indiscutible por sus contemporáneos después de haber trabajado durante 42 años como organista en una iglesia, gracias a una sucesión imparable de obras inigualables en su madurez, el músico retó las reglas tradicionales de la composición partiendo de la improvisación y de la absoluta libertad armónica como bases para su escritura. La sociedad de su tiempo le acusó de germanizar la música francesa, pero la forma cíclica y la modulación que acuñó se convertirían en moneda de cambio habitual en el siglo XX. La inclusión de esta obra en el programa está así más que justificada.

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