Cultura

Final para un gran ciclo

XVIII Ciclo de Música Contemporánea. Teatro Cánovas. Fecha: 27 de enero. Programa: 'Colón: Imágenes para una orquesta' y 'Sinfonía en negro (Homenaje a Martin Luther King', de L. Balada; 'Guadalviar', de A. García Abril. Intérpretes: Orquesta Sinfónica de Málaga. Dirección: Edmon Colomer. Fecha: Jueves 29 de noviembre. Aforo: Tres cuartas partes de entrada.

El pasado viernes se clausuraba el XVIII Ciclo de Música Contemporánea que organiza la Orquesta Filarmónica de Málaga. El balance final no puede ser más positivo, tanto por la calidad de las formaciones y solistas -sensiblemente superior a la de anteriores ediciones-, como por la figura del propio Leonardo Balada, cuya altura creadora ha impregnado los programas de este ciclo. Un verdadero privilegio que merece un justo reconocimiento.

En una entrevista publicada en este periódico el pasado domingo, Balada defendía que la música debía "tener cuerpo, ritmo, beat". Pues bien, si algo hubo en este último concierto fue ritmo. E imágenes. Los elementos étnicos andaluces y americanos utilizados por el compositor catalán en la suite orquestal Colón: Imágenes para una orquesta funcionan como detallada recreación de los escenarios de partida y de llegada del viaje que habría de llevar al descubrimiento del Nuevo Mundo; aunque es en los movimientos centrales -evocación de la contrariedad y desesperación ante la dificultad de la empresa- donde encontramos al mejor Balada.

Ritmo e imagen también están presentes en uno de los estrenos absolutos de este ciclo, Guadalivar, para quinteto de viento, dos pianos, percusión y orquesta de cuerda, de Antón García Abril; una composición con aires de cinematografía en blanco y negro, que ahonda en el inconfundible tratamiento del elemento melódico de García Abril y aprovecha, en un brillante diálogo entre de los instrumentos de viento, las posibilidades tímbricas de la Spanish Brass Luur Metalls.

Cerró el concierto la Sinfonía en negro (Homenaje a Martin Luther King), del Balada más experimental, que anticipa ya ciertas influencias étnicas, pero también el más idealista y comprometido. Lamentablemente, a la Orquesta Filarmónica le faltó en esta última pieza músculo para mover a una emoción que sólo se intuía.

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