Cultura

Hernández Silva promete "la búsqueda de la excelencia sin olvidar al público"

  • El nuevo titular de la Filarmónica, que dirigirá por primera vez a la orquesta este fin de semana, fue presentado ayer de manera oficial

En el mundo de la música clásica, como en cualquier negocio que se precie, cunden las paradojas. El director de orquesta Manuel Hernández Silva, nacido en Caracas en 1962 y nacionalizado español, prestará su batuta por primera vez a la Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM) el próximo fin de semana en el Teatro Cervantes, dentro de la temporada de abono, con un repertorio que incluye obras de Schumann y Mahler y la participación del barítono malagueño Carlos Álvarez (quien interpretará los estremecedores Kindertotenlieder del segundo). Hernández Silva subirá a la tarima como director invitado, tal y como reza en la programación del presente curso; pero, al mismo tiempo, lo hará como nuevo director titular de la OFM, tras su nombramiento el pasado 5 de febrero. Ayer se celebró en el mismo Cervantes la presentación oficiosa de Hernández Silva como titular ante los medios, y ya hubo oportunidad de comprobar, felizmente, que su proyecto resulta altamente prometedor: "Combinaremos todo el repertorio apto para nuestra plantilla desde la dedicación, la disciplina y el respeto, buscando la excelencia, sin olvidar a la otra mitad, la que confiere al arte su valor universal: el público".

Secundado por el alcalde, Francisco de la Torre; la delegada de la Consejería de Cultura, Patricia Alba; y el concejal de Cultura, Damián Caneda, Hernández Silva no ocultó su "emoción" ante la próxima actuación junto a Carlos Álvarez, "una de las voces que más admiro". E insistió en el trinomio dedicación / disciplina / respeto como fórmula magistral de su proyecto: "Desde aquí se construyen no sólo las sedes culturales, también las relaciones humanas". Tras señalar el proyecto de la Academia de la OFM como uno de sus retos fundamentales, y al ser preguntado por lo que artísticamente se puede esperar de su trabajo a partir del próximo curso, Hernández Silva señaló que ya "al día siguiente del nombramiento me puse con el gerente [Juan Carlos Ramírez] a estudiar cuestiones de la programación. Se trata de construir un proyecto sonoro. Y las grandes instituciones sonoras se han construido a base de memoria. Nosotros somos una institución aún adolescente, de apenas veinte años, así que no podemos levantar un proyecto pensando en una tradición que no tenemos. De modo que intentaremos forjar una memoria propia. Si, por ejemplo, programamos una sinfonía de Bruckner, lo haremos siempre a partir del significado que esa sinfonía adquiera en el momento y las circunstancias de su interpretación, de lo que pueda aportar. Pero si cinco años después la orquesta vuelve a tocar esa misma obra, en otra sede, tal vez en la provincia, ya habremos asentado parte de una tradición". Y citó a Enrique Morente a modo de declaración de intenciones: "Yo asumo un riesgo. Y espero salir ileso".

Durante los siete años en los que Manuel Hernández Silva ejerció de director titular de la Orquesta de Córdoba, entre 2005 y 2012, la agrupación triplicó sus abonados, desde los 400 hasta los 1.200. Para una orquesta tan necesitada de nuevos públicos como la OFM, los precedentes no pueden resultar más interesantes. A lo largo de su trayectoria, Hernández Silva ha sido también director de la Orquesta Simón Bolivar de Caracas y la Sinfónica de la Región de Murcia, y consagró veinte años de su vida a su formación en Viena. De la Torre destacó ayer su intención de desarrollar una "labor de cohesión social a través de la orquesta en los diversos sectores de la sociedad malagueña", y Alba subrayó su perfil docente. Tras un primer encuentro el lunes con la concertino, Andrea Sestakova, ayer celebró su primer ensayo con la OFM. Así que, oigan, el futuro ya está aquí.

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