Cultura

"Hoy se habla más de lo que cuesta una obra que de lo que cuenta"

  • La movida de los 80 contó con su creatividad y "poesía visual" tras la cámara · Premio Nacional de Fotografía, ayer hizo doblete en Málaga con un taller y una conferencia

Su nombre remite a un personaje de ficción. Ouka Leele (Madrid, 1957) no vivió el realismo mágico pero podría. Quiso llamarse como una constelación para que nadie la identificase y mantenerse "muda", pero no lo consiguió. La artimaña le ha dado un nombre propio en el mundo del arte y un prestigio que le hizo merecedora del Premio Nacional de Fotografía en 2005. Tras el personaje se esconde Bárbara Allende Gil de Biedma, una mujer de mirada inquieta y verbo directo, "apasionada" de la literatura y d de la imagen como "poesía visual", define. Ayer hizo doblete en Málaga con un taller en el CAC y una conferencia en la sala Ámbito Cultural.

-En la calle Larios se exhiben además imágenes suyas dentro del proyecto 'Al´vino-foto-Málaga', ¿en qué consiste?

-Se trata de un trabajo sobre las bodegas de Málaga. Cuando las visité en la Axarquía me sorprendió mucho. Son bodegas pequeñas, familiares, de gente artista de lo que hace. Conocí a quienes hacían pasas, con un amor... Cada racimo lo cuidaban como si fuera una joya. Me dieron a probar el vino antes de fermentar, el zumo puro de la uva sin nada de alcohol, es como un néctar, una maravilla.

-¿Cómo llegó a fotografiar ese proceso vinícola?

-Me lo propusieron el pasado verano en una época de demasiado trabajo para mí. Tenía que preparar la Bienal de Shangai que se inaugura el 24 de octubre y una exposición en Valencia con mis alumnos de Bellas Artes. Junté dos días para venir, pero viendo lo que había aquí me hubiera gustado estar como mínimo una semana, conocer a las personas, quedar con ellos, probar las luces, etc.

-¿Las uvas inspiran?

-Yo iba con el cajón de uvas a todas partes. Desde el hotel veía el mar y monté una especie de bodegón en la ventana con las uvas. Me inflé a pasas y me curaron, me sentaron muy bien. Leí en El Cantar de Los Cantares cómo la novia dice "reconfortarme con pasas". Creo que es verdad, las pasas son muy reconfortantes.

-Acaba de impartir una taller intensivo de un día, ¿qué tal la experiencia?

-Los alumnos me han dicho que ha sido más filosófico que práctico. Puse a uno de ellos como modelo y los demás enseguida cogían la cámara. Yo les decía que no, que dejaran la cámara y que se pararan a pensar en lo que querían que él expresara, en lo que querían contar.

-La fotografía no es sólo plasmar el instante...

-Los fotógrafos suelen ser muy directos. A veces hay fotos maravillosas así, pero creo que también puedes irte por la literatura, por contar una historia a través de la imagen. Prefiero que sea más lento, aunque la fotografía espontánea también es maravillosa, llevar un cámara pequeña y plasmar lo que te encuentras . Son dos formas de ver, yo lo que hago es mezclar las dos. Prepararlo todo pero, por la visión de fotógrafa dejarme también llevar .

-Siendo pariente de Jaime Gil de Biedma, ¿la poesía le vendrá dada?

-La poesía me encanta. Jaime fue primo hermano de mi madre. Y cuando me fui a vivir a Barcelona estaba mucho con él. Pero no nos dedicamos a hablar de poesía. Tampoco soy una intelectual, soy una apasionada, cuando leo poesía es porque tengo sed. Con la literatura puedes crear imágenes sin nada, sólo con un papel y un lápiz

-Y la fotografía para usted ¿es demasiado explícita?

-En la fotografía me sobra un poco la parte técnica, el aparato, el cable, el medir. Voy mucho hacia lo espontáneo, por eso me gusta también la pintura.

-¿Le molesta que asocien su nombre a la movida madrileña?

-Se me asocia porque todos los de mi edad que estábamos haciendo cosas creativas queríamos estar ahí. Pero en la movida lo más bonito es que cada uno era de su padre y de su madre. Éramos todos libres y aceptados. Fue algo real, hubo una aglomeración de personas muy creativas en un momento dado y nos alimentábamos unos de otros.

-¿Qué es Santa Bárbara Bendita?

-Me ofrecieron una exposición en Valencia, en La Gallera (hasta el 9 de enero), una sala donde se hacían peleas de gallo. Primero me propusieron dar clases y yo les ofrecí hacer un taller renacentista, que los alumnos fueran mis ayudantes. Quería que vivieran una exposición desde el momento cero hasta el final. Les dije "aquí antes había peleas de gallos, yo me llamo Bárbara, soy gallo en el horóscopo chino, a Santa Bárbara le ofrecían gallos en Suramérica en sacrificio. Y Santa Bárbara en Valencia es la patrona de los pirotécnicos y los mineros". Todo tenía una relación.

-La feria Arco ha contado en muchas ocasiones con su obra, ¿comparte el cambio de dirección?

-Cuando empezaba era una feria muy humana, muy interesante. Pero ahora hay veces que veo que en el mundo del arte en general se habla más de lo que cuesta una obra que de lo que cuenta, o del esfuerzo que hayas hecho. Arco a veces me abofetea demasiado con el dinero. A todos nos interesa vender y que nuestras obras sean muy caras, pero no es lo más importante.

-¿Se puede vivir de la fotografía?

-Depende de cómo quieras vivir. Yo he estado muchos años con el mínimo y me he acostumbrado. Y llevo estas alpargatas hasta que se rompan. He vivido siempre así, no puedo comparar. Alguna vez he intentado coger trabajos periódicos unos meses, pero me ahogo.

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