"Si me dejaran un estudio enorme probablemente acabaría en una esquina trabajando en una mesa pequeña con una lamparilla", bromeaba ayer el malagueño Javier Calleja (1971) tras presentar Play room, la exposición con la que ha convertido el Espacio Proyectos del CAC Málaga -hasta el próximo 13 de abril- en una representación minúscula de su mundo imaginario, poblado de pequeños seres de cabezas cuadradas, diminutas piezas de madera, chimeneas, cerillas y árboles. "Y no he estado nunca en el Carromato de Max", afirmó entre risas

Lúdica pero no superficial es la creación de Calleja, quien para Play room ha optado por la "estrategia del juego" a la hora de elaborar el montaje, según comentó. "Cuando entramos en el cuarto de juegos de un niño, pensamos que es una leonera, pero si preguntáramos al niño qué ha pasado, nos contaría mucho. Nada está ahí por casualidad, y el niño ha tenido algo que contar, pero normalmente no nos preocupamos por preguntarle", dijo Calleja, en referencia a que así ha planteado su propuesta para el CAC Málaga. Con un horario de oficinista estajanovista, desde las nueve de la mañana hasta las ocho de la tarde durante una semana, es como el malagueño creó la forma final de Play room. Las piezas, en cambio, son el resultado de un año de duro trabajo.

Javier Calleja se une a la ya larga lista de artistas malagueños -Luis Bisbe, David Delfín, Nono Bandera, Carlos Durán, Cristina Martín Lara, Chema Lumbreras, Antonio Yesa, Diego Santos, Nuria Carrasco, Libia Castro & Ólafur Ólasfsson y Rogelio López Cuenca- que han expuesto en el CAC Málaga, el que para él es "el mejor centro de arte de Andalucía y uno de los más importantes de España".

"El siglo XX es como una caja de herramientas", comentó Calleja, quien no duda en utilizar de manera abierta toda clase de referencias que no "esconde", sino que presenta "tal cual" e incluso ha llegado a realizar "reproducciones exactas". En cualquier caso, Fernando Francés, director del CAC Málaga, resaltó los "guiños al surrealismo" del artista malagueño.

Este "artista sin galerista", tal y como él reconoce, ha hecho de las dificultades uno de los motores de su obra. Así, la miniaturización de su trabajo se debe a "problemas de espacio", aunque le gustan también las obras de gran formato, "pero cuesta mucho hacerlas". Él da una clave para el espectador: "Hay que imaginar que son grandes". Tampoco hay muchas pinturas en Play room, apenas una, pese a su pasión por ella: "Sí, echo de menos pintar. Soy todavía un aspirante a pintor".

Play room recibirá las aportaciones de los niños que la visiten, que podrán colgar sus dibujos en un espacio reservado para ello. Así, la muestra permanecerá viva. El interés de Calleja es "que las exposiciones no se acaben el día de la inauguración, y tengan vida y movimiento". Su pequeño laboratorio en el CAC no parará de crecer hasta el 13 de abril.