Cultura

Julio Diamante: "Me quedaba afónico después de discutir con los censores"

Desde que en 1972 asumió la dirección de la Semana Internacional de Cine de Autor de Benalmádena, el cineasta Julio Diamante convirtió este certamen en una ventana por la que descubrir cinematografías inéditas en España hasta entonces y consiguió abrir resquicios en la censura franquista. "Era muy duro, una batalla tremenda cada año, porque la censura era muy fuerte y no se trataba de un festival cualquiera, sino que justamente estaba afianzado en nuevos autores, movimientos y cinematografías, aspectos muy renovadores socialmente", afirmó ayer Diamante antes de recibir un homenaje en el Ateneo de Málaga. A sus 86 años y después de haber dirigido dieciocho ediciones del festival, recuerda cómo acababa cada año "afónico por las discusiones con los miembros de la censura", a quienes molestaba que dijera abiertamente que una película había sido prohibida. "En otros festivales, cuando les prohibían una película no lo decían, sino que aseguraban que estaba en mal estado y habían tenido que suspenderla, y así entraban en complicidad con la censura. Yo jamás hice eso, y automáticamente daba toda la información a los medios", asegura el realizador y guionista.

Empleó "estrategias variadas" frente a la censura, como presentar al mismo tiempo "muchas películas conflictivas para crear problemas a los censores, que podían prohibir una, pero no diez, porque el escándalo sería tal que debían esforzarse para prohibir lo menos posible". No sólo había que lidiar con la censura franquista, sino que en esos años muchos países latinoamericanos tenían dictaduras y se recibían llamadas del embajador correspondiente para impedir la proyección de una película. "Yo estaba al tanto y, cuando llamaba el embajador, sencillamente no me ponía al teléfono hasta después de que fuera proyectada. Eso significaba que luego se aplicaban medidas contra el festival".

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