Aunque se podría considerar a Diógenes el Cínico el creador legítimo de la performance, habría que viajar a comienzos de los años 60 y atender al trabajo de Fluxus en Estados Unidos para encontrar una definición del género plenamente contemporánea: más allá del rechazo a la obra de arte como objeto mercantilista, de la reivindicación de la acción como motor generador de significados para la puesta en solfa de las costumbres y rituales sociales y del mecanismo creador a medio camino entre lo plástico y lo escénico, la performance constituye también un nuevo modo de pensar las ciudades, de habitarlas, de refundarlas y de conocerlas. Por eso, la celebración del primer Festival de Performance 11 Abierto en Acción en la ciudad los próximos 22 y 23 de este mes representa la oportunidad, en gran medida, de redescubrir Málaga con ojos nuevos a través de un arte tan revelador como efímero.

El certamen, presentado ayer en el Ayuntamiento, se viste de largo bajo el lema Desiderata (en homenaje a El Perchel y a Max Ehrmann: he aquí un bonito ejemplo de universalidad salpicada desde la localidad) y reunirá a una decena de artistas. Abierto en Acción llega además a Málaga (a través del colectivo Ákaro, con sede en Jaén) como proyecto compartido con el Matadero de Madrid, donde se celebrará de manera previa, del 14 al 16, una edición similar con 17 activididades de las que 13 llegarán después a Málaga. La sede principal del festival será la Sala Cruzcampo en el parking de Salitre, aunque la programación también se extenderá a enclaves como el mercado de Atarazanas, los Baños del Carmen, la calle Alcazabilla y el centro histórico, en un singular ejercicio de regeneración paisajística y ciudadana. Todas las actuaciones convocadas serán gratuitas y, aunque ya se sabe que la provocación va siempre ligada a estas propuestas, estarán dirigidas a todos los públicos.

La nómina de creadores convocados incluye a artistas procedentes de Irlanda, Turquía, Argentina, Noruega, Alemania y España (con Málaga, Jaén y Las Palmas como plazas representadas). Así, el viernes 22 harán de las suyas la malagueña Alessandra García con La perra que habito, el jiennense David Martínez de Ákaro con Vote a Gundisalvo, ¿A usted qué más le da, hombre?, la artista de Las Palmas de Gran Canaria Guaxara Baldassarre con Cromosoma 23, el alemán Frank Homeyer con Mein Teir, la creadora turca Nazaret Ekici con Malaka y Pauline Cummins & Frances Mezzetti (procedentes de The Performance Collective, uno de los grupos más activos y reconocidos de Europa, residentes en diversos teatros y galerías de arte aunque con sede estable en Dublín) con Sean Nós Dancing in walking in the way, una propuesta que promete poner patas arriba a todo bicho viviente que se mueva por el Perchel a partir de las 16:00.

El sábado 23 tendrá también un profundo sabor irlandés gracias a tres actuaciones no menos interesantes: Hilary Giligan con S/ T, James King con Resounding Meditation y Jennifer Hanley con Self- Repression. Completan el cartel el antequerano Pedro Alba con ¡Te estamos mirando! ¡Sonríe!, la argentina Eli Ferrari con Reset y el berlinés Johannes Deimling con Una piedra que rueda no cría moho. Casi todas las intervenciones se realizarán en diversas sedes de las apuntadas, durante todo el día, y con la Sala Cruzcampo como espacio recurrente para aquellos que, en lugar de encontrarlas espontáneamente en la calle, prefieran ir a buscarlas sobre seguro.

El festival abarca así un abanico multidisciplinar propio de la performance, desde el trabajo con objetos hasta la interacción directa con los ciudadanos / espectadores pasando por la fotografía, la reflexión política, la ruptura de los usos más próxima al surrealismo y la posible reformulación del lenguaje. El objetivo, según apuntaron ayer en la presentación, es excitar la sorpresa entre quienes compartan estas intervenciones a pie de calle y provocar reacciones correspondientes a determinadas experiencias artísticas. La teoría de la vanguardia se hace práctica en Málaga. Habrá que celebrarlo.