Cultura

Mercedes Castro combina el género negro y la crónica social en su primera novela

  • Una policía inconformista protagoniza 'Y punto.', publicada por la editorial Alfaguara

Los comienzos literarios suelen ser tímidos en la mayoría de los escritores, pero no en el caso de la gallega Mercedes Castro. Su primera novela, Y punto., tiene más de 600 páginas y combina con maestría el género negro, la introspección y la crónica social.

Protagonizada por una policía inconformista, una mujer de carne y hueso, con sus miedos, inseguridades y contradicciones como cualquier ser humano, la novela es el fruto de nueve años de esfuerzo en los que Castro ha combinado la escritura con su trabajo en el sector editorial, en el que ha desempeñado casi todos los puestos.

Sorprendentemente, Castro (Ferrol, 1972) no se sirvió de sus contactos laborales para publicar la novela. La envió a cinco editoriales sin ninguna recomendación y en tres de ellas pasó todos los filtros. Alfaguara fue la que al final se llevó el gato al agua, y sus responsables creen que Mercedes Castro podría convertirse en la autora revelación del año.

Conseguir publicar una novela "sin padrinos" es difícil y Castro lo sabe bien por su trabajo. "Es casi como Operación Triunfo, que se presentan miles de candidatos y al final gana uno", señaló ayer la autora, visiblemente satisfecha, pese a que actualmente está en paro: hace poco más de un año, cuando estaba "embarazada de cinco meses", la despidieron de la "prestigiosa editorial" en la que trabajaba.

Y punto. es su primera novela, pero la vocación literaria de Castro nació hace mucho. Ha publicado ya el poemario La niña en rebajas, siete libros de cuentos infantiles y numerosos relatos en diversos volúmenes colectivos.

Su experiencia como editora le ha "ayudado mucho" para curtirse en las lides narrativas: "Me ha dado seguridad y fluidez".

Narrada con ironía y frescura, Y punto. está protagonizada por Clara Deza (con ese nombre y ese apellido la autora rinde homenaje a Torrente Ballester y a Los gozos y las sombras), una policía que desarrolla su trabajo en un mundo liderado por hombres, pero en el que no está dispuesta a renunciar a sus señas de identidad.

Como se describe a sí misma en el propio libro, con esos "juegos de palabras" que tanto gustan a la autora, la subinspectora Deza es "débil y frágil, sutil, febril, casi pueril. Nada viril" en una profesión donde tendría que serlo y donde se supone que una mujer policía "debería ser hiel, metal y puñal para mandar sobre los hombres" y tendría que ser "cruel, neutral y racional".

Clara recibe un mensaje desconcertante de su mejor confidente, un yonqui por el que siente "un gran cariño", y a partir de ahí se sucederán varias muertes que obligarán a la subinspectora y a sus compañeros a investigar en los ambientes más sórdidos y también en los más selectos de Madrid.

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