Será mañana a las 20:30 cuando vuelva a escucharse el Miserere del compositor malagueño Eduardo Ocón volverá a sonar en la Catedral de Málaga en el Concierto extraordinario de Cuaresma, con lo que quedará recuperada así una tradición que se perdió tras la muerte del compositor. Junto a la Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM), bajo la batuta de Salvador Vázquez, actuarán por primera vez en un mismo programa el Coro de Ópera y Carmina Nova, junto a las voces solistas Berna Perles (Soprano), Luis Pacetti (Tenor) y Luis López (Barítono). El concierto ha sido organizado y patrocinado por la empresa de gestión cultural Esirtu, con la colaboración del Cabildo de la Catedral.

Eduardo Ocón (1833-1901) es uno de las personas claves en el desarrollo musical de Málaga. Inició su carrera en la Catedral, de la que fue seise desde 1840 hasta 1848. Bajo la tutela del maestro de capilla de primer templo de la Diócesis Mariano Reig, y de José Joaquín Murguía -organista que también lo forma en interpretación a piano-, adquirió grandes conocimientos en composición, contrapunto, fuga y órgano. En 1848 fue nombrado ministro de coro y dos años después se haría cargo de impartir clase a los seises sustituyendo a su maestro.

Ocón vivió en la década de los 50 del siglo XIX una época marcada por la evolución en los gustos musicales. La ópera italiana romántica empezaba a tener un gran predicamento entre el público, lo que provocó el auge de la zarzuela. Málaga vivió con intensidad el crecimiento de la burguesía y su posicionamiento dentro del panorama cultural, de ahí que Ocón se dedicase a impartir clases de música a miembros de estas familias que articulan la economía y la vida de la ciudad. Fue entonces cuando el músico nacido en Benamocarra viajó hasta París, verdadero epicentro de la música en aquel tiempo. Allí profundizó en su formación junto a músicos de la talla de Gounod y Fetís. A su vuelta le dio un gram impulso a la Sociedad Filarmónica, lo que sirvió para fundar en 1880 el Conservatorio María Cristina, donde impartieron clase personalidades de la talla de Albéniz o Teobaldo Power.

Ocón escribió una de las páginas sonoras más reconocidas de nuestra ciudad a través del Miserere, salmo penitencial para tres solistas vocales, coro y orquesta. Aunque el año de su composición no está definido de una manera clara y precisa, en opinión del musicólogo Gonzalo Martín Tenllado, la obra es anterior a 1867. Muy en la línea de su tiempo, se trata de una composición con un marcado sentido dramático y teatral que enlaza con la tradición operística. El programa del concierto de mañana, con entrada gratuita hasta completar el aforo, incluye también el Requiem de Fauré.