Cultura

'Nouvelle bande dessinée'

  • Norma Editorial recupera las principales obras de su catálogo que se encuadran dentro del fundamental movimiento renovador del cómic francés

Norma Editorial saca pecho estos días (porque puede) y publicita de manera conjunta las principales obras de su catálogo que se encuadran dentro de lo que el crítico Hugues Dayez denominó nouvelle bande dessinée. A semejanza de la nouvelle vague cinematográfica de los años 60, este movimiento de renovación del cómic francés está compuesto por artistas con plena conciencia de autor y una firme determinación de ampliar los límites de la historieta contemporánea, alejándose de las formas o los temas convencionales.

¿De qué autores estamos hablando? Seguramente los tres más emblemáticos sean el inclasificable y genial Joann Sfar (Niza, 1971), cuyo "trazo vivo", en palabras de Santiago García, puede disfrutarse en numerosos álbumes como los cinco que componen hasta la fecha la serie El gato del rabino (el sexto aparecerá en Norma a finales de este mismo año); el influyente David B. (Nimes, 1959), uno de los más veteranos del grupo, fundador de l'Association, quien ha sabido recoger la influencia de maestros como Pichard o Tardi y llevarla a otro nivel en títulos como La banda de los postizos o Los sucesos de la noche, reiventando de paso el género autobiográfico con Epiléptico; y Marjane Satrapi (Rasht, Irán, 1969), que, en la estela de Art Spiegelman o el propio David B., dio al noveno arte uno de sus mayores éxitos recientes: Persépolis, así como tantos otros álbumes deliciosos.

Pero no son solo estos tres. Norma nos recuerda que la nueva historieta francesa cuenta con nombres tan valiosos como Christophe Blain (Argenteuil, 1970), uno de los pocos que ha logrado dos veces el premio de Angoulême al mejor cómic, poseedor del idiosincrático estilo caricaturesco que exhibe, por ejemplo, en Quai D'Orsay o Gus; Blutch (Estrasburgo, 1967), de quien el especialista Thierry Groensteen dijo que "sin duda es uno de los mejor dotados de su generación", un virtuoso del humor y la poesía, autor de maravillas como La luna al revés; Lewis Trondheim (Fontainebleau, 1964), más conocido por colaborar con Sfar en esa virguería que es La mazmorra, y que, con Matthieu Bonhomme (París, 1973), firma el western transgresor Texas Cowboys, entre otros muchos títulos; o el camaleónico Manu Larcenet (Issy-les-Moulineux, 1969), cuyo salto expresivo se ejemplifica comparando Los combates cotidianos con la posterior novela gráfica Blast.

Por último, en esta irrepetible generación se halla también Pascal Rabaté (Tours, 1961), que alterna la experimentación de Fenêtres sur la rue, con obras aparentemente más sencillas como Río abajo, ganadora del Gran Premio de la Crítica. Precisamente de Rabaté, acaba de publicar Norma el multipremiado álbum Un gusano en la fruta, dibujado en un precioso blanco y negro que trae a la memoria, qué se yo, al mismísimo Alberto Breccia. Como es habitual en el francés, la historia nos aleja de los núcleos urbanos y nos lleva al mundo rural, concretamente a un pueblo cercano al Loira, para desgranar los odios y la terrible violencia que esconde una comunidad viticultora, de apariencia idílica.

UN GUSANO EN LA FRUTA

Pascal Rabaté. Norma. 152 páginas. 19,50 euros.

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