Cultura

Palabra de Pablo Alborán

  • Este viernes sale a la venta el nuevo álbum del cantante malagueño, 'Prometo', una invocación a la madurez tras dos años de silencio que, de paso, aportará oxígeno a la industria discográfica

A la hora de hablar de Prometo, el cuarto álbum de estudio del cantante y compositor malagueño Pablo Alborán, que saldrá a la venta este viernes 17 tras una exitosa campaña previa (coronada con el lanzamiento de los singles Saturno y No vaya a ser, además de la canción que da título al disco), corresponde hacerlo sobre varios asuntos. En lo musical, el artista regresa tras dos años de silencio que consideró necesarios para abrigar una cierta madurez y transformar su imagen de intérprete de baladas románticas (que tan rentable resultó) en una presencia más, si se quiere, adulta, o en todo caso proclive a gustar a una mayor amplitud de públicos; a tenor de lo escuchado en los singles, este propósito ha cristalizado en una mayor sobriedad formal y en arreglos más elaborados, sin que, por supuesto, Alborán deje de ser Alborán. Más allá de las canciones, sin embargo, el éxito del intérprete, dadas sus dimensiones descomunales, es también una cuestión de industria: con Prometo, el mismo sector discográfico que había puesto todas sus esperanzas en los realities abrazará un nuevo balón de oxígeno de la mano del malagueño. Si el pop latino resultó ser la madre del cordero, Pablo Alborán se llevó el merengue a donde seguramente nadie esperaba y regaló, además de las ventas, un sello propio: un estilo sotto voce que se metió al mundo en el bolsillo.

En un comunicado suministrado ayer por Warner Music, su compañía, Pablo Alborán se refería a Prometo en estos términos: "Estoy feliz, he hecho lo que he querido, he podido materializar todo lo que tenía en la cabeza después del parón que necesitaba para asimilar todo lo que me ha pasado en estos años y plantearme hacia dónde debía ir. Ha sido providencial que en este momento encontrara a Julio Reyes, un productor que ha sabido guiarme muy bien. Yo llevaba siete años sin parar y necesitaba el año que paré para pasarlo tranquilo, en Málaga con mi familia. Hubo tiempo para todo: para descansar, para viajar y también para estudiar otra vez. Toda ese tiempo de reflexión se notó cuando regresé al estudio y comenzó el trabajo con Julio, que me ayudó a canalizar toda esa energía positiva y enfocarla en las nuevas canciones". El productor colombiano Julio Reyes, con cuartel general en Miami, es una de las figuras más influyentes de la música latina en el presente, toda una fábrica de premios Grammy por cuyas manos han pasado artistas como Marc Anthony, Ricky Martin, Alejandro Sanz, Jennifer Lopez, Kanny García, Nelly Furtado, Taylor Dayne, Laura Pausini, Chayanne y Diego Torres, entre muchos otros.

Creo en la sencillez. No encasillarme no significa tener que asociar lo complejo con lo bonito"

La aportación de Reyes resultó decisiva para el salto a la madurez musical que buscaba Pablo Alborán: "Durante la grabación todo fluía con facilidad, quizá por la total confianza que deposité en Julio Reyes. Desde el primer momento sentí mucha seguridad porque intuí que él iba a entender perfectamente lo que yo quería. Y así fue. Lo hizo por el lado más moderno y también por el clásico, unas veces por la balada y otras asumiendo el riesgo de afrontar algunos temas más movidos. Supo sacar cosas que llevo dentro y alguna otra faceta mía que la gente no conoce. Para conseguir eso yo necesitaba un compañero como él, que musicalmente me entendiera bien. Él trabaja con la sonrisa en la boca y por algo es muy apreciado y querido por los que trabajan junto a él. Ha sido un gran placer hacer este álbum a su lado" afirma el cantante malagueño, quien añade igualmente de manera harto reveladora: "En el terreno musical huyo del encasillamiento. Para mí era importante poder tener la posibilidad de arriesgar, poder hacer cosas diferentes, experimentar, jugar con las canciones y liberarme así de muchos prejuicios musicales. Es obvio que el gran público asocia el nombre de Pablo Alborán con la música romántica. Pero yo soy músico y el encasillamiento me asusta. Por otro lado creo en la sencillez. No querer encasillarme no quiere decir que tenga que asociar lo complicado con lo bonito. Yo tengo que hacer lo que me pide el cuerpo".

En la grabación de Prometo han participado músicos como el pianista colombiano Carlos Fernando López, el guitarrista estadounidense Dan Warner, el batería también estadounidense Aaron Sterling, el bajista argentino Guillermo Vadalá, el batería jamaicano Almando Cresso, el multiinstrumentista venezolano Yasmil Marrufo y el guitarrista español Lolo Álvarez (compañero habitual de las giras de Pablo Alborán), además de The City of Prague Philharmonic Orchestra. "Yo creo que al final ha resultado un disco que abre puertas, o mejor dicho, que tiene las puertas abiertas aunque no sabría decir hacia dónde y eso precisamente es una de las cosas que me gustan de él", sostiene Alborán. Tan lejos, tan cerca.

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