Cultura

El Payo, grata impresión y herido

  • El novillero mexicano, que pudo conseguir premio en su primer novillo, muy bravo y noble, malogra una buena faena por el fallo con los aceros y recibe una cornada en el gemelo izquierdo por el quinto

La novillada de La Quinta -encaste santacolomeño-, siempre esperada con agrado en Madrid, no llegó a rematar. Aun así, un gran novillo, el segundo, y un tercero también noble, aunque protestado por su trapío, dejaron el pabellón ganadero alto. La tarde tuvo un nombre: Octavio García El Payo, un mexicano que gustó por su garra, su variedad y su buen toreo, pero que malogró una gran faena con ese Abejorro, un cárdeno que en lugar de picaduras o malas acometidas, fue un revuelo de generosas y excelentes embestidas. Pero el diestro azteca falló con los aceros y perdió premio. Luego, en el quinto, donde arrancó con fuerza, fue herido. Lo que quedó claro es que transmite y llega con facilidad al público.

El Payo, triunfador del Certamen 8 Naciones en Las Ventas el año pasado, se mostró muy variado en capote y muleta. Con su primero, que cumplió en varas y fue magnífico en la muleta, con motor, clase y humillador, realizó una gran faena. Comienzo extraordinario: citando de largo, para pases por la espalda alternados con una capeína, uno del desprecio y uno de pecho, todo ello con ligazón. Luego, descolló en dos series al natural, una sobresaliente. No faltaron adornos preciosos, como trincherillas o pases del desprecio. Con la capa se marcó un buen quite, por tafalleras, rematado con una airosa tejadilla, en respuesta a un quite de hondas verónicas de Pepe Moral. Una actuación completa del torero azteca, para el que posiblemente le hubieran solicitado premio si el novillero no llega a malograr su obra por el desacierto con los aceros.

El Payo comenzó de nuevo a cosechar palmas en el quinto, al que recibió en los medios con una tafallera. Y en una tafallera por la espalda, tras una chicuelina, fue cogido. El novillo, certero, le corneó con el pitón derecho en la parte posterior del muslo izquierdo, al quedarse al descubierto. Fallo de principiante. De inmediato, las asistencias lo llevaron a la enfermería, donde fue operado.

Daniel Martín, que toreó con una fractura de mandíbula tras un percance, dejó la impresión de un novillero cuyas formas discurren por lo clásico. Basó su faena en la mano diestra ante un animal que cabeceó en el caballo y se movió, aunque sin clase, en la muleta. Con el cuarto, que se quedaba corto, no llegó a confiarse el torero. Daniel Martín, que brindó a su cuadrilla, sin palabras, lidió al quinto, que hirió a El Payo. El salmantino, con el deslucido animal, concretó una labor porfiona, con algún desarme.

Pepe Moral se entregó voluntariosamente sin alcanzar el éxito con un lote complejo. Ante el tercero, protestado de salida por su tamaño y pitones, que tuvo movilidad, el sevillano intentó agradar, pero no consiguió calar en el público con una labor larga, por ambos pitones, con algunos muletazos de buen trazo. El respetable no le dio importancia alguna a cuanto hacía por la presentación del animal. Con el sexto, parado y que se quedaba cortísimo, realizó una labor porfiona.

El Payo, que hacía su presentación con picadores en la Monumental venteña, justificó con creces su inclusión en el cartel de ayer. Es un torero interesante y con proyección, al que conviene examinar nuevamente.

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