Cultura

"Picasso amaba a las mujeres y le encantaba pintarlas"

  • Una de las musas del artista, Sylvette David, hoy conocida como Lidia Corbett, se sorprende cuando lee historias de que el malagueño "era desagradable con las mujeres", porque no fue ésa "su experiencia"

Picasso "amaba a las mujeres y le encantaba pintarlas", ha asegurado una de las musas del artista, Sylvette David, hoy conocida como Lidia Corbett, que se sorprende cuando lee historias de que el malagueño "era desagradable con las mujeres", porque no fue ésa "su experiencia".

Durante las sesiones en 1954 en las que posó para Picasso, éste mantuvo siempre "un trato muy cálido y amigable" e intentaba constantemente hacerla reír con bromas, ha dicho hoy a los periodistas Corbett, que mañana ofrecerá una conferencia en el Museo Picasso de Málaga.

Ha relatado cómo a veces Picasso "pintaba una espiral en el suelo, hacía como que la había olvidado, la encontraba de pronto y saltaba para no pisarla", con el objetivo de romper la seriedad de su modelo.

En otra ocasión la condujo al lugar donde tenía guardado su coche, un Hispano-Suiza, y le invitó a sentarse con él en el asiento trasero para simular que hacían "un viaje con un chófer sentado delante".

"Le tenía mucho respeto, y le agradecía lo que me mostraba y las historias que me contaba, pero nunca le hacía preguntas y mantenía con él una distancia. Picasso tenía un acento español fuerte y a veces no le entendía, pero nunca me atrevía a preguntarle", ha señalado Corbett.

Le conoció cuando ella tenía 19 años, vivía en Vallauris (Francia) con su madre y su novio inglés tenía un taller de metal "justo enfrente del taller de Picasso".

Un día que tomaban el sol en la terraza, Picasso, que tenía entonces 73 años, la edad que tiene ahora Corbett, se acercó con un retrato de Sylvette, que se reconoció en la obra "por tener el pelo recogido en una cola".

Después, el artista malagueño compró dos sillas a su novio y pidió a Sylvette que posara para él, algo que le sorprendió, porque en ese momento era "muy tímida y muy sencilla".

En esas sesiones, ella se sentaba mirando hacia el jardín y Picasso solía retratarle el perfil izquierdo, aunque en otras ocasiones también lo hizo de frente.

El pintor, que hizo casi cuarenta obras inspiradas en Sylvette, llegó a ofrecerle dinero para que posara desnuda, pero ella se negó porque le "daban miedo los hombres mayores", ha explicado Corbett, que ha precisado que no fue "su amante, sólo su musa".

Otro día le llevó a una sala que estaba llena de retratos suyos y le pidió que eligiera uno para regalárselo, a pesar de que Picasso "probablemente sabía que después lo vendería", algo que en efecto hizo, por temor "a que lo robaran".

La última vez que vio a Picasso, Sylvette tenía 20 años, y cuando el artista malagueño murió, en 1973, "fue como una resurrección, porque empezaron a acudir personas haciendo preguntas y queriendo saber".

"Cuando conocí a Picasso, no sabía qué efecto podría tener, pero haberle conocido ha sido como un tesoro que he ido descubriendo a lo largo de mi vida", ha afirmado Corbett.

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