Cultura

Pinocho con la boca cerrada

  • El uruguayo Roberto Suárez rodó 'Ojos de madera' hace nueve años y es ahora cuando ha podido terminarla

  • El actor Pedro Cruz presentó el filme

Pedro Cruz posa para los medios, ayer, en el Muelle Uno.

Pedro Cruz posa para los medios, ayer, en el Muelle Uno. / Daniel Pérez / Efe

Es bien sabido que el cineasta, profesor y crítico Fernando Méndez-Leite, miembro del comité de selección de la sección oficial del Festival de Málaga y además conductor de las ruedas de prensa en las que los equipos de las películas responden a las preguntas de los medios, se guarda siempre de expresar una sola opinión personal relativa a las mismas. Pues bien, en la rueda de prensa de Ojos de madera celebrada ayer, Méndez-Leite se resistió (aunque fue requerido al respecto por algún redactor) de nuevo a hacer una valoración propia, pero, seguramente animado por la escasa nómina de periodistas presentes, afirmó: "Esta película no tiene parangón con ninguna otra de las trescientas o cuatrocientas que se han presentado a la sección oficial. Otros festivales la habían reclamado pero pusimos especial empeño para traerla a Málaga y ha sido una suerte poder contar con ella". Méndez-Leite no hablaba tanto en términos de calidad como de singularidad: "Hay otras muchas películas que tratan este tema, pero ninguna lo ha hecho así antes". El tema es un niño que guarda silencio y empieza a ver cosas tras la muerte de sus padres. Es una historia de fantasmas y mucho más: en todo caso, una experiencia cinematográfica inolvidable. Ayer compareció ante los medios su actor protagonista, Pedro Cruz, que tenía once años cuando rodó la película. Ahora tiene veinte años. Desde entonces ha trabajado en otras dos películas y en alguna obra de teatro. En papeles predominantemente mudos.

Ojos de maderaes una película uruguaya, con participación venezolana y argentina, rodada hace nueve años bajo la dirección de Roberto Suárez (con la colaboración de Germán Tejeira, también en la escritura del guion), un dramaturgo y director escénico que firma con este trabajo su debut cinematográfico. Tal y como contó ayer Pedro Cruz, Suárez "terminó de rodar el material pero luego no pudo continuar con el proyecto por problemas financieros. Hasta que el año pasado apareció por fin un productor que le ayudó a terminar la película". Cruz, que tenía once años cuando rodó el filme, ha perdido buena parte de sus recuerdos de aquella aventura, en la que participó por expreso deseo del director, un viejo amigo de sus padres que lo conoce desde que nació: "Un día, mis padres y Roberto me engañaron, me dijeron que me iban a hacer unas fotos para otra cosa pero en realidad me hicieron una prueba de cámara. El director ideó la película para que yo la protagonizara, pero esto no me lo confesó hasta hace poco. Después, ya en el rodaje, me dio una sola clave: 'Tus padres han muerto y tú ves cosas'. A partir de ahí hice lo que pude". El resultado son 64 minutos sin palabras y en blanco y negro que revelan, como nadie se ha atrevido a hacerlo antes, la sensibilidad del mundo infantil cuando pierde sus coordenadas. Si bien algunos críticos han querido ver una aproximación al autismo, la verdadera materia del filme es la imaginación que sucede al dolor. Un Pinocho con la boca cerrada.

Ojos de madera es una película exigente, tal y como admitió ayer el propio Pedro Cruz: "La verdad es que es un poco lenta. Se me hace aburrida". No sabe aún Cruz si se dedicará al cine ("En Uruguay es muy difícil"), pero ahí lo tienen, defendiendo una obra maestra en Málaga. Que le quiten lo bailao.

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