Programa 9 de la temporada de abono. Teatro Cervantes. Fecha: 7 de marzo. Programa: 'Sinfonía Sevillana' de Turina, 'Noche en los jardines de España' de Falla, 'Redes' de Revueltas y 'Estancia' de Ginastera. Intérpretes: Orquesta Filarmónica de Málaga. Director: Manuel Hernández Silva. Solista: Ángel Sanzo (piano). Aforo: Media entrada.

El noveno programa de la temporada de la Orquesta Filarmónica de Málaga parecía una reivindicación de la capacidad evocadora del discurso musical; y más concretamente, de la diversidad de sus registros descriptivos, tal como sugería el contraste entre el refinamiento de las estampas andaluzas y el intenso dramatismo del puñado de escenas latinoamericanas de la primera y segunda parte, respectivamente. Pero, antes que nada, fue un magnífico concierto, con momentos de gran calidad tanto de los solistas, como de las secciones y la orquesta.

Hay un componente intimista en la sensibilidad de la música de Turina que agradeció la lectura pausada y preciosista de los primeros movimientos de la Sinfonía Sevillana a manos de Hernández Silva (con reconocimiento expreso para concertino y oboe), evitando cualquier exceso folclórico, incluso en la exuberante última parte. La orquesta mantuvo estas mismas claves en la ejecución de las Noches de Falla, para una interpretación de Ángel Sanzo que superó todos los parámetros de implicación con la obra. Con una exquisita delicadeza y sobrado de técnica, Sanzo mima al instrumento, pero, sobre todo, adora esta música y la vive de tal forma que pareciera sublimarse en ella. Un verdadero deleite.

En la segunda parte, las composiciones de Revueltas y Ginastera -con no pocas concomitancias estéticas y políticas- imprimieron un giro existencial a un discurso igualmente sensible (con notables intervenciones en los solos de violonchelo y trompeta de la obra del mexicano y de violín en la del argentino), y de enorme potencia a la vez, sustentado en la percusión y los metales. La agitación hipnótica de la Danza del malambo de Ginastera condujo al clímax final, arrancando una cerrada ovación que obligó a Hernández Silva a repetir los últimos compases.