Premios Max en Málaga

Puesta en escena para el arte de escuchar

  • Más de 60 aspirantes malagueños participaron este miércoles en un casting para la gala de entrega de los Premios Max que tendrá lugar el 7 de septiembre en el Cervantes

  • Los directores apuntan que el acto brindará una reivindicación del teatro tras la crisis causada por la pandemia

Desarrollo del casting en el Teatro Echegaray.

Desarrollo del casting en el Teatro Echegaray. / Javier Rojas / Fundación SGAE

La gala de entrega de los 23 Premios Max que no tendrá lugar el próximo lunes 29 en el Teatro Cervantes de Málaga se celebrará en el mismo escenario, finalmente, tras el aplazamiento obligado por la epidemia del coronavirus, el 7 de septiembre. Siempre cabe decir aquello de "si la situación sanitaria lo permite", aunque lo cierto es que desde la Fundación SGAE, entidad organizadora de los principales reconocimientos de la escena española, muestran un absoluto convencimiento de que la gala se llevará a cabo en la fecha y el lugar señalados. De momento, la maquinaria necesaria ha echado a andar: el Teatro Echegaray acogió este miércoles un casting de artistas para la misma gala en el que participaron unos sesenta estudiantes de la Escuela Superior de Arte Dramático y el Conservatorio Superior de Danza de Málaga. Los aspirantes se sometieron a las pruebas solicitadas bajo la atenta mirada y evaluación de Joaquín Casanova y Elisa Ramos, miembros fundadores de la compañía granadina La Maquiné y directores de la gala, que asumieron la difícil encomienda de escoger a una veintena de intérpretes en virtud de la selección desarrollada desde primera hora de la mañana. Y ya en la misma ejecución de estas pruebas, donde tenían mucho que ver la emoción, la música y el movimiento, cabía advertir que la gala que acogerá Málaga (y que servirá, de paso, como acto central de la celebración del 150 aniversario del Teatro Cervantes) será, ciertamente, muy especial.

Joaquín Casanova y Elisa Ramos, de La Maquiné, este miércoles, en el Teatro Echegaray, Joaquín Casanova y Elisa Ramos, de La Maquiné, este miércoles, en el Teatro Echegaray,

Joaquín Casanova y Elisa Ramos, de La Maquiné, este miércoles, en el Teatro Echegaray, / Javier Rojas / Fundación SGAE

De hecho, ya habían quedado bien claras las intenciones de la Fundación SGAE al respecto al dejar la dirección artística de la gala en manos de La Maquiné, una compañía capaz de concitar las sensaciones más fabulosas en escena, lo mismo entre grandes que entre pequeños, merced a un proverbial protagonismo de la iluminación, el vestuario y los muy diversos elementos plásticos empleados. De hecho, La Maquiné figura entre los finalistas a los Premios Max al mejor espectáculo para público infantil, juvenil y familiar, mejor vestuario y mejor diseño de iluminación por su última producción, Acróbata y Arlequín, con lo que muy probablemente la gala del 7 de septiembre quedará en el recuerdo para Casanova y Ramos por bastante más que la dirección del evento. De momento, preguntados por Málaga Hoy, los artífices de La Maquiné adelantaron este miércoles algunas claves de la gala: Joaquín Casanova confirmó que la puesta en escena "tendrá mucho de La Maquiné, de nuestra manera de hacer teatro. De ninguna manera hemos renunciado a imprimir nuestro sello. Eso sí, una gala de estas características es algo muy distinto de una función convencional, entre otras cosas porque trabajamos con mucha gente. La música, por ejemplo, tendrá un protagonismo esencial gracias a un ensemble que actuará en directo y que nos permitirá desarrollar el lema que hemos adjudicado a nuestra propuesta, El arte de escuchar".

"La situación generada tras el estado de alarma nos permitió seguir indagando en el lema ya escogido para la gala, 'El arte de escuchar", apunta Elisa Ramos

A La Maquiné no se le escapa, claro, que la gala malagueña será la más anómala, extraña y por todo ello seguramente emocionante de la historia de los Premios Max. "La gala del año negro", apunta Elisa Ramos, quien confirma que la crisis desatada por el coronavirus tendrá su reflejo inevitable en el espectáculo: "Cuando se decretó el estado de alarma teníamos ya ideas muy avanzadas y vimos cómo de la noche a la mañana todo se nos venía abajo. Al mismo tiempo, sin embargo, comprendimos que la situación encajaba como un guante en el lema en el que veníamos trabajando y que había quedado fijado antes de que estallara la crisis, El arte de escuchar. Así que decidimos seguir explorando en el sentido de lo que significa escuchar en el teatro para incorporar, de alguna forma, todo lo que estaba sucediendo". Esta exploración, explica Ramos, no ha terminado, ya que La Maquiné seguirá muy atenta "a la evolución de la crisis también este verano, así que vamos a tener el guión abierto hasta el final". Lo que sí tienen claro los directores es que como primer gran encuentro del teatro español tras el estado de alarma, "la gala servirá para reivindicar el teatro como un bien imprescindible en un momento muy delicado, que ha dejado en una situación difícil a muchos compañeros". Nada mejor, al cabo, que La Maquiné para volver a creer en el teatro en el año negro.  

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