Cultura

Pulsa start, el juego comienza

Terral, treinta grados al sol. No son ni las diez de la mañana y ya hay una cola hasta donde la vista alcanza para entrar a la sexta edición del festival gamer de referencia nacional. La fila serpentea a lo largo de la explanada del Palacio de Ferias y Congresos de Málaga. Jóvenes y no tan jóvenes esperan que las puertas se abran, algunos bajo un paraguas. Otros bajo sombreros y los más valientes aguantando el tipo. Ya se ven disfraces entre la multitud, una tímida versión de La Princesa Bultos, de la serie Hora de Aventuras.

Las puertas se abren y la gente vitorea. Se forma una cadena de silbidos que parecen hablar por sí mismos; "¡han abierto!". Con normalidad, van pasando. Una hora después continua llegando gente. Desde jóvenes adolescentes hasta niños de primaria corren por las instalaciones. Abuelos y padres acompañan a los más pequeños en este evento de videojuegos. Como no, no podría faltar el recurrente cosplay, o disfraz, de la máscara de V de Vendetta, una pareja de Luffy's del anime One Piece o chicas con orejas de gato acompañadas de faldas y calcetines. Pero también algo tan original como una caja de cartón que simula el mítico cubo amarillo de interrogación de Mario de Nintendo junto a una seta Toad su lado.

El ambiente se anima. El pabellón acoge a cientos de personas. Las pantallas led llenas de color recorren la sala. Suena música techno. El primer ala del pabellón está dedicada a juegos competitivos, desde videojuegos de lucha (Tekken y Dragon Ball Fighter) hasta Rocket League. También hay espacio para un ring de boxeo, pero esta vez el duelo de lucha lo tendrán Goku y Vegeta en el Dragon Ball Fighter. En él hay colocado varios ordenadores, donde los jugadores se batirán en duelo. Un par de amigos, de no más de diez años, están ya delante de las pantallas.

La creatividad también tiene cabida en este evento. Peluqueros del Deporte realizan trabajos de peluquería a los chicos que se acercan. Los artistas decoran las paredes con sus ilustraciones. Los juegos de baile recorren la zona de exposiciones de nuevos videojuegos. Los movimientos de pie son rápidos mientras suena la música japonesa. Las máquinas retro de videojuegos ocupan parte de la sala donde muchos, que seguro las conocerán por primera vez, verán un atisbo de la magia de los salones recreativos de los ochenta.

Los juegos indie tienen novedades para finales de año. Stay, ganador a la Mejor Idea Original (Gamelab), trata de un chico que habla con su ordenador. Quinn, detrás de la pantalla, está conectado a un chat donde está el jugador. Poco a poco el gamer tendrá que ganarse su confianza. Los aciertos o fallos en la conversación serán determinantes en la historia, que puede desembocar en su salvación o su prematuro final. Transcurrido a tiempo real invita a la introspección y a la elección de decisiones.

Afterlight apuesta por un viaje introspectivo, en el que el escenario tendrá un elemento importante en la trama, con referencias claras a Journey de la PS4, donde el silencio y los escenarios evocaban un viaje interior hacia lo desconocido. Pero no solo de juegos narrativos se basa el indie, Oniria, un juego de aventuras JRPG lleno de magia y aventuras, también con claras referencias a la famosa saga con más de una década en el mercado, Kingdom Hearts.

Una madre le hace una foto a su hija junto a otro escenario donde retransmitirán más adelante un streaming de una partida de Fortnite, el juego de moda. Grupos de amigos llenan el siguiente ala de la feria donde se reúnen todos los expositores de merchandising; desde llaveros, figuras y toda clase de objetos a camisetas con divertidas frases de anime y series de Netflix.

La feria cubre las distintas necesidades formativas, en el que el ocio y la información van de la mano. Por ello, ofrece desde conferencias con periodistas dedicados a cubrir y analizar las narrativas de los videojuegos y su mercado, pasando por relatar la importancia del cine de animación o una revisión del protagonismo de la mujer en los videojuegos.

Los videojuegos han dejado de ser cosa de niños, o quizás nunca lo fue. Detrás de cada uno hay una aventura que recorrer. Es como navegar entre las páginas de una novela; en el momento que conectas con su lírica, formas parte de su mundo. Y no hay gafas de realidad virtual que sustituya una buena historia.

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