El almirante. Drama histórico, Rusia, 2008, 125 min. Dirección: Andrei Kravchuk. Guión: Vladimir Valutsky, Zoya Coudrie. Fotografía: Gleb Matveychuk. Música: Igor Griniakin. Intérpretes: Konstantin Khabensky, Liza Boyarskaya, Sergi Bezrukov, Anna Kovalchuk. Cine: Málaga Nostrum y Rosaleda.

Ya es mala suerte que para una película rusa que llega a nuestra cartelera tenga que ser este rancio folletín de corte histórico y hechuras de superproducción costeada que parece salido de no se sabe bien qué desván de la historia del cine o de la peor televisión dramática.

Con la Historia como pretexto, El almirante retrata con generosidad hagiográfica y rigores academicistas a la figura Aleksandr Vasilievich Kolschak, comandante y explorador del Ejército Blanco que, después de una gloriosa carrera militar durante la I Guerra Mundial, se enfrentó al Ejército Rojo durante la guerra civil rusa que desembocaría en el régimen comunista. La cinta que dirige Andrei Kravchuk se posiciona desde el primer momento en el lado zarista de la Gran Rusia apelando, tal vez desde la nostalgia del esplendor perdido que ahora quieren recuperar algunos, a los más recios valores del honor y el servicio a la patria de los buenos y valientes hombres del ejército.

Por si todo ello no fuera ya suficiente para el ardor de estómago, la historia de nuestro antipático héroe caído viene aderezada con unos insípidos toques de romance de culebrón que, entre viajes en tren a bordo del Transiberiano y estampas de enfermería de campaña, nos regala algunos de los pasajes románticos más cursis y trasnochados que hemos visto en el cine de lo que va de siglo XXI.

Eso sí, el vestuario y el atrezzo muy cuidados, la música, épica y preciosa, y las escenas de batallas navales no escatiman en espectacularidad, realismo, dolby stereo, pirotecnia e incluso en efectos digitales de última generación que harán pensar a más de uno que los rusos, cuando se ponen, son capaces de hacer las cosas (tan mal) como los americanos.